Desinformación en la mente

Los paneles de la muerte, el socialismo, el final de Medicare. Estas son algunas de las desinformaciones que han invadido la conversación pública y el pensamiento privado sobre la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio. Y el cuidado de la salud no es la única área donde la política estadounidense genera muchas percepciones erróneas: Barack Obama no es ciudadano estadounidense, John Kerry mintió para ganar premios militares en Vietnam, los inmigrantes indocumentados reciben beneficios especiales del gobierno, las vacunas contienen mercurio causante del autismo , Saddam Hussein orquestó los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, la administración Bush orquestó los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y una nave espacial alienígena se estrelló en Roswell, Nuevo México en 1947. Nada de esto es cierto, pero muchas personas parece creer en todo o en parte ¿Quién tiene la culpa cuando averiguamos los hechos?

La agnotología, el estudio de la ignorancia, es un tema candente en las revistas de ciencias políticas, en parte porque parece que hay mucha desinformación flotando en la política. Los investigadores han estado tratando de descubrir por qué las personas creen en rumores y mentiras, y por qué se aferran a esas fallas incluso después de darse cuenta de que están equivocados.

El interés reciente en la agnotología entre las ciencias políticas proviene de un estudio de 2000 de Jim Kuklinski y sus colegas de la Universidad de Illinois, quien descubrió que las personas no saben casi nada sobre políticas de bienestar social y lo que creen saber (que el bienestar beneficia desproporcionadamente a las minorías, que consume una parte sustancial del presupuesto del gobierno federal, y que los beneficiarios de bienestar social pueden recibir beneficios de manera indefinida) tienden a estar equivocados. Como resultado, Kuklinski y sus coautores encontraron que las personas tienen opiniones negativas sobre el bienestar social, pero esas opiniones se basan en una comprensión errónea de la política. En un esfuerzo por ver si las opiniones cambiarían, los investigadores proporcionaron a los participantes del estudio un conjunto de información sobre las políticas de bienestar federal para ver si sus actitudes cambiarían. Para sorpresa de los investigadores, las opiniones no cambiaron ni tampoco las creencias erróneas de las personas. Incluso después de que les dijeron que estaban mal informados, los participantes continuaron aferrándose a sus percepciones erróneas sobre la política.

Otros investigadores han identificado patrones de desinformación generalizada sobre Saddam Hussein, armas de destrucción masiva en Iraq, política impositiva, investigación con células madre y atención médica.

Algunos académicos han juzgado rápidamente que los ciudadanos deberían saber mejor y se preguntaron cómo la gente podría seguir creyendo en rumores y mentiras incluso después de que les digan que están equivocados. ¿Pero quién es realmente el culpable de la desinformación? ¿Es la mente humana capaz de diferenciar la verdad de la ficción?

Los filósofos han definido desde hace mucho tiempo el "conocimiento" como "creencia verdadera justificada". Es decir, el conocimiento es cualquier creencia, corroborada por alguna inferencia lógica o justificación empírica. Como resultado, lo único que diferencia la verdad de la ficción es si una "creencia justificada" es verdadera o no. Desafortunadamente, eso significa que mientras se cumplan los criterios psicológicos para el conocimiento (una creencia que se justifica), el factor que hace que algo sea verdad versus ficción es externo a la mente. La verdad, si es que se puede conocer, está determinada por el consenso social, no por la deliberación psicológica.

En consecuencia, parece difícil culpar a las personas por sus creencias erróneas cuando la sociedad, los políticos y los medios de comunicación facilitan fácilmente información falsa y engañosa. PolitiFact, un sitio web no partidista que juzga las declaraciones hechas por los políticos según sean verdaderas o falsas recientemente publicó este resumen de información errónea con respecto a la Ley del Cuidado de Salud Asequible. Dada la abundancia de información falsa, no debe sorprender que mucha gente esté mal informada sobre esa legislación, y mucho menos sobre otros aspectos de la política.

Pero hay una pregunta persistente sobre por qué las personas siguen cometiendo errores cuando se les muestra que sus creencias son falsas. Una posibilidad es que nuestras creencias políticas (ya sean verdaderas o falsas) no subyacen de manera significativa a nuestras opiniones. En cambio, debido a que anticipamos tener que explicar nuestras opiniones formadas inconscientemente a otros, desarrollamos creencias para racionalizar esas opiniones. Por lo tanto, creer que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva no explica por qué alguien apoyó la invasión de Iraq en 2003; en cambio, el apoyo de esa persona a la invasión explica por qué están dispuestos a creer que tenía armas de destrucción masiva. Es una posibilidad poco intuitiva, pero totalmente coherente con la teoría del razonamiento motivado.

Brendan Nyhan (Dartmouth) y Jason Reifler (Estado de Geogia) ofrecen otra posibilidad intrigante y relacionada. Sostienen que las personas resisten la información que contradice sus creencias (ya sean verdaderas o falsas) porque esa información es amenazante para su visión del mundo o "autoconcepto". Como resultado, se muestra nueva información, incluso si se muestra verdadera mientras se muestra información antigua ser falso, es amenazante y la mente tiene que hacer frente a esta amenaza para aceptar la nueva información. En sus experimentos, los participantes se comprometen en la "autoafirmación" para reforzar su autoconcepto de manera que estén menos amenazados psicológicamente por la información nueva (que desafía las creencias) sobre una variedad de cuestiones políticas (cambio climático global, el efecto del Aumento de las tropas de Iraq y la economía de los Estados Unidos). Nyhan y Reifler encuentran que esta autoafirmación hace que sus participantes estén mucho más abiertos a la nueva información correctiva y reduce sus percepciones erróneas.

El punto de partida del estudio de Nyhan y Reifler es ser un crítico crítico de la información, tanto de la información nueva que se encuentra como de la información almacenada en su propia memoria a largo plazo. Solo porque creas algo no lo hace verdad. Y, solo porque un político dice que tampoco lo hace cierto.