¿El calentamiento global te está engordando?

Suena absurdo, y es evidente que el calentamiento global no hará que sea más difícil ponerse la ropa mañana por la mañana, pero puede haber una influencia sutil que el calentamiento global podría tener sobre su peso.

La grasa blanca es lo que no quieres si estás tratando de perder peso. Es energía almacenada, pero dado que la mayoría de nosotros tenemos suficiente comida para comer, es poco probable que tenga hambre y tenga que recurrir a sus reservas de grasa blanca. A menos que restrinja su alimentación y aumente sus actividades físicas, se quedará atrapado en la grasa que no desea en su sección media, nalgas, muslos u otras partes de su cuerpo.

A diferencia de la grasa blanca, la grasa marrón es una buena grasa porque puede ayudar a regular su peso. La grasa marrón no se queda debajo de la piel esperando que te mueras de hambre. La grasa parda es marrón porque tiene muchas mitocondrias que generan calor al quemar la grasa y la glucosa. También puede absorber glucosa para ayudar a controlar la diabetes.

Cuando naciste, tenías depósitos de grasa parda que generaba calor. Esto te ayudó a adaptarte a la temperatura más fría fuera del útero de tu madre. Se pensaba que perdimos grasa parda a medida que maduramos, ya que podíamos mantener el calor poniéndonos ropa o subiendo el termostato, pero la evidencia reciente sugiere que muchos de nosotros conservamos algo de grasa marrón en la edad adulta.

Los investigadores en los Países Bajos analizaron los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sobre la incidencia de la diabetes entre 1996 y 2009 y los compararon con las lecturas medias anuales de la temperatura. También analizaron los datos de la Organización Mundial de la Salud sobre la prevalencia de la obesidad en 190 países en 2014 y la temperatura anual promedio para esos países en el mismo año. Controlaron el sexo, la edad y los niveles de ingresos y encontraron que la diabetes aumentó en 0.3 por 1,000 por cada aumento de 1 grado centígrado (33.8 grados Fahrenheit) y la incidencia de obesidad aumentó en 0.29 por cada 1 grado centígrado de aumento en la temperatura.

Si bien estos hallazgos no demuestran de manera concluyente que el calentamiento global cause obesidad o diabetes, es probable que con el aumento de la temperatura promedio, haya menos necesidad de que nuestra grasa marrón genere calor para mantenernos calientes. Como resultado, la energía que ya no usa la grasa parda para mantenernos calientes se almacena como grasa blanca. Entonces, además de elevar el nivel del mar, el calentamiento global puede estar elevando nuestro nivel de grasa.