El secuestro perjudica la investigación y el tratamiento de la salud mental

Nadie sabía qué le pasaba al chico. Tenía fiebre, diarrea, infecciones inusuales y recuentos sanguíneos anormales. Durante semanas, los médicos lo pincharon y lo probaron, pero no pareció ajustarse a un diagnóstico claro ni mejorar. Nadie podría resolverlo.

Finalmente, un estudiante de medicina sugirió que tal vez tenía SIDA. El equipo médico se sorprendió. Nadie en el hospital había oído hablar o visto SIDA en un niño que no era también un hemofílico que había recibido sangre. El primer informe, de siete casos, se publicó poco después.

El año fue 1983. Desde entonces, millones de niños han nacido con el VIH. Durante años, no existió tratamiento. La mayoría murió.

Pero en 1994 se produjo un avance importante cuando los científicos, financiados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), descubrieron que una sola dosis del medicamento Zidovudine (o AZT) podría reducir sustancialmente la transmisión de madre a hijo: del 40 al 8 por ciento. Miles de niños recién nacidos en los Estados Unidos y otros países ricos se libraron de esta horrible enfermedad.

Sin embargo, millones de niños nacidos con él en el mundo en desarrollo todavía murieron. El Centro para el Control de Enfermedades (CDC) y los NIH luego lanzaron estudios para ver si, en el mundo en desarrollo, también, el tratamiento de mujeres embarazadas prevendría la transmisión del VIH a los bebés. Lo hizo y el gobierno de los EE. UU. Ayudó a extender el tratamiento en el África subsahariana y en otros lugares, salvando millones de vidas.

El anuncio de esta semana de que un bebé se ha curado del VIH marca un avance extraordinario. En menos de 30 años, los científicos identificaron y trataron esta temida enfermedad y ahora curaron a un bebé con ella. Este descubrimiento relativamente rápido de una enfermedad y su causa, tratamiento y cura no tienen precedentes en la historia de la humanidad.

Sin embargo, el anuncio resalta, también, los grandes desafíos que quedan.

El hecho de que la madre no supiera que estaba infectada hasta el momento de dar a luz y no había visto a un médico durante el embarazo plantea inquietudes.

Por cada 100 pacientes en los Estados Unidos que necesitan tratamiento, solo 28 terminan en dosis efectivas. Aunque los medicamentos antirretrovirales (ARV) se han implementado en los Estados Unidos y en otros lugares, el 25 por ciento de las personas infectadas con el virus en este país no lo saben. Sin embargo, son mucho más infecciosos que cualquier otro paciente. De los que saben que albergan el virus, solo tres cuartas partes se vinculan con la atención, solo dos tercios de ellos permanecen bajo cuidado, y menos toman sus medicamentos tanto o consistentemente como sea necesario. Afortunadamente, los investigadores están empezando a examinar cómo superar estas barreras.

Los últimos dos años también han visto otros avances extraordinarios. La investigación ha demostrado que tomar medicamentos antes de exponerse al virus puede prevenir una infección posterior en primer lugar. Los científicos también descubrieron que tratar a una persona infectada evitará que el virus se propague a su pareja no infectada. La guerra de nuestro gobierno contra el SIDA ha tenido un gran éxito, y ha demostrado ser una inversión notable, salvando millones de vidas en los Estados Unidos y en el extranjero.

Los científicos están ahora en la cúspide de otros enormes descubrimientos que pueden mejorar nuestra comprensión de la mente y el cerebro, y extender y mejorar vidas humanas, tratando y previniendo no solo el VIH, sino una amplia gama de otros problemas, desde la depresión hasta el cáncer .

Sin embargo, las noticias de este último avance y de otros triunfos recientes ocurren al mismo tiempo que comienzan los recortes presupuestarios del gobierno, conocidos como secuestro. Estos recortes presupuestarios ahora amenazan seriamente la investigación en la mente, el cerebro y el cuerpo en NIH, CDC y en otras partes del país. Los peligros financieros de estos recortes en la economía han recibido mucha atención. Pero el secuestro afectará no solo el empleo y la economía, sino también la ciencia, la salud mental y todas nuestras vidas.

Los efectos completos del secuestro no son del todo claros, pero impedirán severamente el progreso científico en la comprensión de las enfermedades mentales y físicas en todo el país, junto con varios programas de salud pública y mental.

La curación fenomenal de este paciente joven del SIDA debería recordarnos cuán lejos hemos llegado e inspirarnos a seguir avanzando en los avances científicos. Todavía no conocemos todos los detalles, y tal cura puede resultar costosa y no estar disponible para muchos. No obstante, este logro debería servir como una oportunidad para celebrar cuánto han hecho los investigadores apoyados por el gobierno, pero también para subrayar hasta dónde tenemos que llegar.

Al final, las generaciones futuras nos recordarán por la forma en que manejamos no solo el acantilado fiscal, sino la ciencia, y nuestra propia salud mental y física y la de los demás.