¿Eres una gárgola en patines?

Un colega mío siempre parece tener prisa. Al caminar por el campus se parece mucho a una gárgola en patines. La parte superior de su cuerpo parece ansiosa de que llegue tarde. La parte inferior parece un niño puchero y retrasado arrastrado.

La velocidad es divertida. A veces, el deseo de obtener resultados rápidos solo retrasa el progreso. ¡Puedes moverte rápidamente, es cierto, pero puedes ir en la dirección incorrecta! Al final, la frustración puede aumentar paradójicamente yendo más rápido porque es posible que nos estemos alejando de nuestro objetivo deseado, en lugar de hacerlo hacia él.

En psicoterapia, si el paciente está aburrido, el ritmo de la sesión es probablemente demasiado lento; si el paciente está ansioso, el ritmo puede ser demasiado rápido. Lo mismo puede decirse de nuestras vidas. Algunas personas parecen vacilar entre aburrimiento y sentirse abrumadas porque no parecen encontrar una tasa óptima de cambio o apertura a nueva información que los libere. En tales casos, las personas se abren y luego se callan. Es muy frustrante

En la vida espiritual, se recomiendan la paciencia y el valor para que no eludamos desafíos ni exijamos resultados inmediatos. Festina lente en latín significa "apresúrate lentamente". Cuando caminaba rápido durante una tormenta, un maestro le recordaba a su discípulo que llovía hacia donde iban y dónde estaban. La velocidad misma no resuelve nada.

La cantidad de cambios también puede ser un problema. En el asesoramiento, la terapia o la orientación espiritual, a menudo se advierte a las personas que no cambien todo a la vez. Al cambiar una cosa, podemos ver el impacto y tener la energía para hacerlo con cuidado, luego podemos reagruparnos para dar el siguiente paso.

El progreso a menudo se basa en el cambio incremental y los resultados producidos. Tomamos lo que sabemos y lo hacemos funcionar para nosotros. En el proceso de hacer esto, se conocen nuevos pasos.

El progreso también se fomenta cuando reconocemos y recordamos aquellas áreas de nuestra vida en las que tenemos logros y somos libres. El desaliento surge cuando perdemos de vista estos lugares de avance y nos vemos a nosotros mismos y a nuestros esfuerzos a través del lente de los fracasos que encontramos. Y así, el ritmo nos permite aprender de los cambios, no perder de vista los éxitos que tenemos, y no quedar completamente rezagados por las fallas que encontramos.

En pocas palabras: evalúe las acciones en su vida de una manera que evite ir tan rápido que se sienta ansioso y abrumado, en un extremo, o aburrido y estancado en el otro. Confía en tu intuición sobre esto. Te conoces mejor que nadie.

Robert Wicks recibió su doctorado en psicología del Hahnemann Medical College, está en la facultad de Loyola University Maryland. Sus dos últimos libros son: BOUNCE: Living the Resilient Life (Oxford) y un libro sobre mindfulness titulado PRAYERFULNESS: Awakening to the Fullness of Life (Sorin Books).