Estaba trabajando con un equipo que estaba bajo un estrés considerable, preparándose para una presentación importante para el jefe de su jefe. Las tensiones eran altas, pero la mayoría de los miembros del equipo canalizaban su ansiedad hacia un mayor enfoque y una mayor disciplina. Con esta energía, las cosas se combinaban muy bien.
Y luego la presión llegó a uno de ellos. Desde mi punto de vista, el equipo le estaba dando a esta persona el mismo tipo de retroalimentación que le habían dado a todos los demás, pero él se lo tomó personalmente. Su lenguaje corporal comenzó a mostrar su frustración y finalmente salió con la señal reveladora de que se había puesto a la defensiva. Usted sabe el uno, ¿verdad? Dijo, con una voz un poco más fuerte de lo normal: "¡NO estoy a la defensiva!"
La actitud defensiva envía señales terribles. Cuando te entregas a él, es probable que te consideren inseguro, cerrado de mente y demasiado emocional. Ninguna de estas etiquetas te ayudará a ser exitoso o construir relaciones más fuertes.
Es importante ser sincero contigo mismo sobre tu reacción ante los comentarios de los demás. Responda las siguientes preguntas tan honestamente como pueda. Si eres realmente valiente, envíalas a un colega o amigo de confianza y obtén su opinión también.
Aquí va: ¿Notan lo siguiente?
Estar a la defensiva es una señal de que estás en modo de lucha o huida, y ese no es un lugar donde puedes lograr algo constructivo. Aprenda a leer sus propias señales para que pueda cortar su reacción defensiva de raíz. Reprímalo con respiraciones profundas, con escucha y curiosidad, y con demostraciones de responsabilidad y disposición para aprender.
Obtener el control de su actitud defensiva reducirá su estrés, mejorará la calidad de las conversaciones en su equipo y, en última instancia, mejorará su valor percibido para la organización.
Cada uno de ellos vale la pena el esfuerzo.