Lo que elegimos creer – El poder de la creencia

¿En qué medida nuestras creencias colorean nuestra percepción de lo que es bueno o malo? ¿Qué tenemos que creer, especialmente sobre nosotros mismos, solo para sobrevivir otro día?

En esta era de Big Data, marcada por los brillantes diseños de algoritmos de Google, algunos de nosotros estamos asombrados, algunos son cautelosamente optimistas y muchos se sienten confundidos e incómodos. ¿Qué hacen los algoritmos y cómo están cambiando el mundo?

Esta pregunta inspiró una publicación de investigación de The Wharton School: "Aversión al algoritmo: las personas evitan erróneamente los algoritmos después de verlos errar". Los autores discutieron sus hallazgos en un artículo reciente: "Juegos de confianza: por qué las personas no confían en que las máquinas tengan la razón -http: //knowledge.wharton.upenn.edu/article/why-people-dont-trust-machines-to -be-right / (12 de febrero de 2015)

Esta investigación puede ayudar a explicar por qué muchas personas no confían en la ciencia y los resultados de los experimentos científicos, por principio.

Para aquellos de nosotros que creemos en la ciencia, en lo que creemos es en realidad la práctica de la ciencia. Confiamos en que el proceso científico sea una forma válida de aprender información útil. Para los legos, el propósito de la ciencia es descubrir respuestas y soluciones prácticas a los problemas. Para los científicos, especialmente los investigadores académicos, su trabajo es hacer preguntas más profundas y más profundas para explorar lo desconocido. Los resultados de un buen experimento, ya sea que la hipótesis original sea validada o no, conducen a una sucesión de nuevas preguntas y estudios que enriquecerán el conjunto de conocimientos.

El enigma viene con nuestras expectativas de la ciencia, e incluso de la lógica racional, como en el software y los algoritmos. Los científicos piensan en términos de probabilidades. Los laicos quieren creer en los absolutos, porque las probabilidades pueden ser confusas. La naturaleza de la creencia es certeza.

Cuando su médico le dice que tiene un 40% de probabilidades de estar vivo dentro de cinco años debido a un tumor canceroso, ¿qué entiende y cree?

¿Por qué las personas compran boletos de lotería cuando las probabilidades de ganar son de 1 en decenas de millones? ¿Esa gente realmente cree que podría ganar?

¿Cuánto es lo que queremos creer que actúa como un filtro que colorea el juicio? ¿Cuán consistentemente actuamos en nuestras creencias? ¿Cuán bien nos sirven nuestras creencias?

Desde una mentalidad práctica centrada en respuestas y soluciones, esperamos que la lógica racional ("ciencia") sea perfecta y 100% correcta todo el tiempo. Debido a que este modo de pensar es determinista y crítico, queremos distinguir entre una "respuesta correcta" y una "respuesta incorrecta". Las respuestas correctas son buenas, todo lo demás es malo. Para respuestas basadas en probabilidades, algunas serán "correctas" y otras "incorrectas", algunas veces. Estamos decepcionados porque no obtuvimos lo que queríamos, algo en lo que podemos creer claramente. Culpamos al proceso de nuestra confusión.

Cuando apostamos en un casino, aunque aceptamos el hecho de que las matemáticas definitivamente prueban que el casino siempre ganará, eventualmente, también vemos "chorros de suerte" y experimentamos eso nosotros mismos. Las máquinas tragamonedas de casino incluso están diseñadas para ofrecer pequeños pagos ocasionales para atraer a los clientes a creer que la suerte está de su parte y seguir jugando.

La investigación en Wharton mostró que muchas personas prefieren confiar en su propio juicio, en lugar de los resultados de un algoritmo, incluso cuando se presentan pruebas que demuestran la superioridad del algoritmo frente al juicio humano. La explicación es que tenemos expectativas mucho más altas de la perfectibilidad de las matemáticas. Al ver la evidencia de que un algoritmo (o ciencia) no proporciona una respuesta correcta, desconfiamos mucho más de ella que cuando nos enfrentamos a nuestra propia falibilidad humana.

Este comportamiento también es fundamental para la mentalidad emprendedora. Todos los días, los empresarios toman decisiones que se basan, sin embargo, en estimaciones probabilísticas. Los resultados rara vez se aseguran y a menudo se desconocen. ¿Se podría establecer una startup puramente en algoritmos, en la toma de decisiones basada en datos? Google, Facebook y muchos otros están explorando esta dirección.

Los empresarios tienen una perspectiva diferente sobre el riesgo, y no todo se basa en el ego. Deben abrazar una paradoja fundamental, tener una gran confianza en sí mismos y tener, al mismo tiempo, una mente muy abierta a los comentarios de fuentes externas. Esa retroalimentación es esencial para el emprendedor y la empresa para crecer. La mentalidad del emprendedor es como un algoritmo mental que quiere aprender y mejorar lo más rápido posible. Cuantos más datos pueda absorber, mejor. Los empresarios deben lidiar con la creencia en dimensiones más complejas que el resto de nosotros, ya que están luchando constantemente por la supervivencia. Al menos eso es lo que creen, como escribió Andy Grove en su libro: "Only the Paranoid Survive".