Los datos son la nueva ventana en la humanidad

Moviéndose más allá del telescopio y el microscopio, los datos son la nueva ventana hacia la vida.

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Quizás haya una palabra en el vocabulario tecnológico actual que despierta tanto interés como preocupación. Y esa es la palabra de cuatro letras, datos. Viene en todos los tamaños y formas y es tan omnipresente como la vida misma. Ya sea que lo sepas o no, fabricamos datos como escapes humanos que crean un retrato de nuestras actividades y vidas que comúnmente pasa desapercibido o no se usa. Algunos de estos datos han sido vilipendiados y definidos como intrusos y violando una confianza asustada.

Eso es todo para cambiar.

Hoy vivimos en un punto único en la historia humana donde los datos se están convirtiendo en las nuevas monedas. Más allá del petróleo, los dólares y el estatus social, los datos están emergiendo como una de las monedas más poderosas y consecuentes en todo el mundo. La tecnología, el procesamiento de computadoras, el almacenamiento en la nube y la inteligencia artificial están potenciando estos datos para transformar ceros y unos en realizaciones profundas e incluso profundas sobre casi todos los aspectos de nuestras vidas.

Todos recordamos la idea de seis grados de separación. Básicamente, esta idea sugiere que todos somos “amigos de amigos” con una conexión directa y personal con todos por parte de seis o menos personas. Agregue a eso la novedad de “seis grados de Kevin Bacon” y tiene una poderosa idea que se vuelve viral. Curiosamente, esa misma construcción se aplica a los grandes datos, ¡al revés! Los datos, la adquisición pasiva de datos y el análisis avanzado se combinan para permitirnos encontrar los “seis grados de conectividad”. Lo que una vez fue un conjunto dispar de puntos de datos se convertirá en un sustituto de las ideas enfocadas sobre la vida y el mundo que nos rodea. Conectar los puntos correctos revelará niveles de conectividad que afectarán casi todos los aspectos de la humanidad, desde la medicina hasta la fabricación.

Esta capacidad de conectar puntos de datos, muchos de los cuales se obtendrán fácilmente, da como resultado nuevos datos que alguna vez fueron difíciles, costosos o incluso imposibles de obtener. Por ejemplo, la combinación de pasos diarios, la variabilidad de la frecuencia cardíaca durante el sueño y la cantidad de veces que abre y cierra la puerta de su refrigerador podría correlacionarse con la probabilidad de volverse obeso de diabéticos. Nuestro ADN también proporcionará un amplio conjunto de datos para el examen y la correlación con datos fisiológicos y no fisiológicos. Del mismo modo, los conocimientos industriales y relacionados con la industria pueden impulsar nuevos procedimientos y eficiencias. Lo que es realmente interesante es que los conocimientos se pueden adquirir con cada vez menos puntos de datos. Y esto nos permite utilizar potencialmente datos fácilmente disponibles para tomar decisiones impactantes. ¡Son 6, 5, 4, 3 e incluso 2 grados de conectividad!

Y son estos nuevos conocimientos que arrojarán a la humanidad a través del universo.

Así como el telescopio y el microscopio revelaron perspectivas blasfemas y transformadoras, el big data emergerá como la tercera ventana hacia la humanidad. Estos avances tecnológicos nos permitirán a todos involucrarnos e incluso trascender nuestras relaciones mutuas para ver la conectividad recientemente revelada, una conexión que bien puede manifestarse en el resultado sorprendente y no tecnológico de la paz y hasta del amor. Como ve, a medida que los datos revelan sus audaces conclusiones científicas, un aspecto deslumbrante de todo esto es la conectividad fundamental que une a la humanidad. Desde las redes sociales hasta los ecosistemas cooperativos, la verdad final sobre el surgimiento del big data puede ser menos una ventana para mirar y mucho más un espejo que nos permita obtener un sentido más rico e informado de nosotros mismos y nuestros vecinos, y alrededor del mundo. Impulsados ​​por esta realidad, nuestras contribuciones a la sociedad se expandirán desde la perspectiva de la vieja escuela de donar tiempo, sangre y órganos para el intercambio de información. Nos convertiremos en donantes de datos. Y es esta conexión, científica y matemática al principio, la que se convertirá en parte integral de nuestra experiencia cotidiana y cambiará fundamentalmente la trayectoria de la evolución humana.