Los peligros de la alabanza extrema

Durante los últimos 30 años, ha habido muchos consejos sobre la crianza de los hijos centrados en la importancia de desarrollar la autoestima de los niños. La autoestima refleja la fortaleza de un autoconcepto positivo que refleja la sensación de autoconfianza de las personas, su efectividad para lograr que se hagan las cosas y su sensación de que tienen valor.

Una manera obvia para que los padres y maestros construyan la autoestima de los niños es a través de la alabanza. Es intuitivo que si un niño realiza bien una tarea, elogiar su esfuerzo aumentará su autoestima.

Investigaciones anteriores han comenzado a abrir brecha en esta creencia intuitiva sobre la relación entre el elogio y la autoestima. Por ejemplo, Carol Dweck y sus colegas han demostrado que el tipo de elogio que los adultos dan a los niños influye de manera importante en las creencias de los niños.

Algunos elogios refuerzan la creencia de que un niño tiene ciertos rasgos o talentos ("Eres tan bueno en matemáticas" o "Eres realmente inteligente"). Este tipo de alabanza puede llevar a los niños a creer que las habilidades clave están arraigadas en los talentos (qué Dweck llama a una teoría de la entidad). Cuando los niños creen que tienen un talento particular, cuando tienen dificultades en esa área, reaccionan como si hubieran alcanzado el límite de su talento, y son propensos a darse por vencidos. Entonces, un niño que cree que tiene talento para las matemáticas puede darse por vencido cuando toma el álgebra y encuentra que los conceptos son difíciles de dominar.

En cambio, Dweck y sus colegas argumentan que los elogios deben enfocarse en el esfuerzo ("Trabajaste mucho en eso"). La alabanza centrada en el esfuerzo enseña a los niños que están desarrollando habilidades mentales (lo que Dweck llama una teoría incremental). Los niños que creen que están adquiriendo habilidades reaccionan a la dificultad trabajando más duro en lugar de darse por vencido.

Un interesante artículo publicado en la edición de marzo de 2014 de Psychological Science por Eddie Brummelman, Sander Tomaes, Bram Orobio de Castro, Geertjan Overbeek y Brad Bushman exploró la influencia de los elogios extremos en los niños. El elogio extremo implica declaraciones como "Esa fue una pintura increíblemente hermosa" en oposición a una menos extrema "Esa fue una pintura hermosa".

Estos investigadores argumentan que los adultos pueden tratar de elevar la autoestima de los niños con baja autoestima mediante el uso de este elogio extremo. A pesar de estas buenas intenciones, el elogio extremo puede ser contraproducente, porque los niños con baja autoestima pueden llegar a creer que solo un nivel extraordinario de trabajo agradará a los adultos, y por lo tanto, en realidad evitarán enfrentar nuevos desafíos. En contraste, los niños con alta autoestima no deberían verse relativamente afectados por los elogios extremos.

Dos estudios en este documento se centraron en si los adultos son más propensos a elogiar a los niños con baja autoestima que a los que tienen una alta autoestima. En un estudio, se observó que los padres y sus hijos (que tenían entre siete y 11 años) interactuaban mientras los niños tenían una serie de problemas matemáticos difíciles mientras los padres observaban. Antes de esta sesión, los niños recibieron una medida estándar de autoestima. Los investigadores examinaron los elogios que los padres le dieron a los niños. Era mucho más probable que los padres elogiaran mucho a sus hijos si sus hijos tenían una baja autoestima que si sus hijos tuvieran una alta autoestima. Este resultado se mantuvo, incluso teniendo en cuenta el nivel de habilidad matemática de los niños, su género y edad.

Un estudio final examinó la influencia de los elogios extremos en el rendimiento posterior. En este estudio, niños de entre 8 y 12 años participaron en un estudio realizado en un museo de ciencias. A todos los niños se les dio una medida de autoestima. Luego, los niños fueron presentados a un pintor experto a través de video. Luego, sacaron una copia de una pintura famosa y les dijeron que su dibujo sería evaluado por el famoso pintor. El experimentador salió de la sala y volvió un rato más tarde con la evaluación. Algunos niños recibieron elogios extremos ("Hiciste un dibujo increíblemente hermoso"), otros recibieron elogios regulares ("Hiciste un hermoso dibujo") y algunos niños no recibieron ningún comentario sobre su dibujo.

Luego, a los niños se les dieron varias otras tareas de dibujo. En cada uno, tuvieron la oportunidad de copiar una figura simple o una figura compleja. Les dijeron que si seleccionaban la figura compleja para dibujar, probablemente cometerían muchos errores, pero aprenderían mucho. Si seleccionaran la figura simple, cometerían pocos errores, pero no aprenderían tanto.

Los niños con baja autoestima eran mucho menos propensos a seleccionar figuras complejas para dibujar cuando recibían elogios extremos que cuando recibían elogios regulares. Los niños con alta autoestima se vieron menos influenciados por el tipo de elogio. Utilizando otras medidas, los investigadores pudieron descartar la posibilidad de que los niños con baja autoestima simplemente no creyeran en los elogios extremos.

Al unir todo esto, los adultos intentan compensar la baja autoestima de los niños dándoles a los niños un elogio más extremo. Desafortunadamente, este elogio extremo puede llevar a los niños a evitar asumir nuevos desafíos, debido a su preocupación de que no podrán cumplir con las altas expectativas de los adultos.

Entonces, ¿qué deben hacer los padres y los maestros?

En última instancia, la autoestima es simplemente un concepto demasiado amplio para proporcionar una buena guía para ayudar a los niños a desarrollarse como estudiantes y estudiantes. En cambio, es importante enfocarse en enseñarles a los niños el valor de esforzarse al aprender conceptos difíciles y la importancia de lo que Bob Bjork llama dificultades deseables para el aprendizaje. Las dificultades deseables son problemas y tareas que están más allá del alcance de un niño que requieren un esfuerzo para dominar, pero que en última instancia son alcanzables.

Sin duda, es importante que los niños se sientan bien consigo mismos, pero si nos centramos en cómo los niños se sienten sobre sí mismos sin pensar en su capacidad de aprender, corremos el riesgo de hacer más daño que bien.

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