¿Por qué los caballos nos ayudan a sanar?

La promesa de la terapia equina

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Fuente: foto de Diane Dreher

Con su poderosa estatura y su capacidad para correr con el viento, los caballos han intrigado a los humanos durante siglos. Fuerte, pero sensible, con sus oídos atentos y ojos grandes y expresivos, los caballos desconfían de los depredadores. Se asustan en respuesta a un ruido o movimiento repentino. Y desde hace décadas, los caballos se han incluido en la terapia. ¿Qué hay acerca de los caballos que ayuda a las personas a sanar?

Un artículo en el International Journal of Clinical and Health Psychology (Rothe, Vega, Torres, Soler, & Pazos, 2005) ofrece algunas pistas. Los caballos se han usado en la Terapia Asistida por Animales (AAT) desde principios de los años setenta. En la psicoterapia facilitada por equinos, la interacción con caballos ayuda a los clientes a explorar sus sentimientos. Muy conscientes de las energías emocionales, los caballos sienten lo que estamos sintiendo, a veces mejor que nosotros. Con unas pocas palabras bien elegidas y una sonrisa forzada, podremos esconder nuestros sentimientos reales de otra persona. Incluso podemos ocultar nuestros propios sentimientos más profundos de nosotros mismos. Pero no podemos engañar a un caballo. Los caballos pueden sentir las emociones que se esconden bajo la superficie de nuestra conciencia y reflejarlas de nuevo a nosotros, mostrándonos lo que hemos estado evitando. Y al igual que los terapeutas rogerianos, los caballos son honestos y están presentes, respondiendo abiertamente sin pretensiones. Sabes dónde estás parado con un caballo.

Crear confianza con un animal tan sensible requiere tiempo, tiempo que puede convertirse en un proceso de sanación y empoderamiento. Desde hace años, los niños con una variedad de problemas, incluyendo TDAH, autismo, trastornos de la alimentación, abuso, depresión y ansiedad, se han beneficiado de la terapia equina. Las muchas formas de interactuar con un caballo, ofreciéndole zanahorias y manzanas; alimentar, arreglar y limpiar después de eso; liderando en una larga fila; ensillarlo y montarlo: desarrollar gradualmente la autoconciencia y el sentido de agencia de estos niños. Al comunicarse con un caballo, aprenden a tener paciencia, atención, compasión y responsabilidad, lo que los lleva a una mayor comprensión de ellos mismos y de los demás (Rothe et al, 2005). Como sostiene el estudio, un vínculo terapéutico con un caballo puede ayudar a desarrollar “confianza mutua, respeto, afecto, empatía, aceptación incondicional, confianza, éxito personal, responsabilidad, asertividad, habilidades de comunicación y autocontrol” (Rothe, et al, 2005, p.376).

Al relacionarse conscientemente con un caballo, los niños con problemas pueden aprender la lección profunda de curación de la confianza.

Referencias

Rothe, EQ, Vega, BJ, Torres, RM, Soler, SMC y Pazos, RMM (2005). De niños y caballos: psicoterapia facilitada equina para niños. Revista Internacional de Psicología Clínica y de la Salud, 5, 373-383.