Se acercó a mí, me pidió que bailara, y luego me besó: causalidad indirecta en el lenguaje.

Cuando las personas nos cuentan sobre los eventos, a menudo se enfocan en quién, qué y cómo sucedió. Por ejemplo, una amiga puede contarnos sobre una cita del fin de semana anterior y describir su fecha, el restaurante y el paseo a la luz de la luna. El lenguaje que usamos, sin embargo, contiene más que solo una descripción del evento en sí. También contiene información sobre por qué ocurrieron esos eventos. Esta es la razón por la cual la información está allí, ya sea que pretendamos que sea o no.

El psicólogo Terry Au ha investigado los verbos que las personas usan en el lenguaje. Ella señala que muchos verbos describen acciones que son simétricas. Es decir, si una persona está involucrada en la acción, la otra persona también participa en ella. Por ejemplo, si digo eso

John bailó con Sarah,

entonces ambos John y Sarah están bailando juntos.

Pero a pesar de que la acción en sí involucra a ambas personas, el idioma está configurado de modo que también haya información sobre quién causó el baile en la oración. En este ejemplo, se ve a John causando el baile de alguna manera.

¿Por qué importa esto?

La forma en que interpreta la información sobre las causas en los verbos puede influir en sus creencias sobre cosas tan importantes como la culpa y la inocencia. En un artículo publicado en Social Cognition en 1997, Gun Semin y Cristianne De Poot hicieron que la gente leyera lo que se les dijo que eran transcripciones de una entrevista con una mujer que era una posible víctima de violación.

Se escribieron dos versiones de la entrevista. En uno, el entrevistador de la policía hizo muchas de las preguntas de una manera que implicaría que el presunto agresor causó los hechos, tales como:

¿Peter bailó contigo esa noche?

En el otro, el entrevistador formuló las preguntas de una manera que implicaría que la presunta víctima causó los hechos, tales como:

¿Bailaste con Peter esa noche?

En cada caso, las respuestas a las preguntas fueron las mismas.

Después de leer la entrevista, los participantes en el estudio calificaron la probabilidad de que la mujer haya sido víctima de un delito. Era mucho más probable que las personas creyeran que ella había sido víctima de un delito cuando las preguntas se formularon de manera tal que parecía que el agresor era la causa de las acciones que cuando las preguntas se formularon de manera que parecían aunque la víctima fue la causa de las acciones. Esto es cierto, a pesar de que las acciones en sí mismas fueron idénticas en cada versión de la entrevista.

Es importante señalar que, aunque las personas en este estudio se vieron fuertemente influenciadas por la forma en que se formularon las preguntas, nadie en el estudio sabía que la redacción de las preguntas afectaba sus creencias sobre la culpabilidad del agresor.

Este trabajo sugiere que las personas son muy sensibles a la información sobre por qué ocurren los eventos que se mencionan indirectamente en el lenguaje. Además, desconocemos la influencia que tiene esta información causal sobre lo que llegamos a creer. Eso significa que cuando estamos tratando de determinar la causa de alguna acción, debemos tratar de describir esa acción a nosotros mismos de diferentes maneras para asegurar que no permitamos que un sesgo involuntario afecte nuestras conclusiones.