Contamos historias para dar sentido al caos

Las historias proporcionan una forma importante de entender su lugar en el esquema de las cosas proporcionándole un sentido de pertenencia y ayudando a establecer su identidad. Comprende sus conexiones con el pasado, sus vínculos con el presente y las posibilidades del futuro. Las historias entretejen estos hilos en una narrativa que es comprensible, incluso si, a veces, es incoherente. Las contradicciones y deficiencias se pasan por alto y la historia misma se convirtió en la verdad que se vivió.

Las narrativas tradicionales eran claras: tomaste tu identidad de tu lugar, tu clan y tu religión. Usted encaja con su familia y su nación. Estas narraciones maestras se separaron en el mundo moderno bajo los implacables trastornos causados ​​por la industrialización, las migraciones y la primacía del mercado.

El resurgimiento del fundamentalismo dentro de las religiones es un intento de evitar la desintegración de las relaciones sociales, rescatar las conexiones perdidas y unir a las personas una vez más en comunidades de apoyo.

El problema de resucitar las narrativas antiguas es que muchas de las tradiciones que sostienen esas historias se basan en relaciones desiguales e injustas, especialmente entre los sexos, pero no exclusivamente, y por lo tanto fracasan por razones morales. Una relación moral es una relación recíproca que es mutuamente enriquecedora e inclusiva.

Las historias que vivimos hoy en gran parte vienen empaquetadas no como búsquedas espirituales o comunitarias, sino como aspiraciones de ganancia material. Los valores son creados por los anuncios y los anuncios reemplazan la literatura de sabiduría. Actores, músicos, comediantes y personas son seguidos como si fueran gurús, casi adorados como avatares y casi deificados simplemente porque son atractivos. Las imágenes de celebridades son más frecuentes que los retratos religiosos. Las estrellas de hoy en día no están en el cielo y sirven de inspiración y fuentes de sabiduría a millones de personas simplemente porque pueden ser buenas en algún campo de actividad.

El fenómeno de las celebridades subraya la necesidad humana de conectarse, ser parte de algo, tener una identidad, ser parte de una narración, sin importar cuán superficial o manipuladora sea.

Entendemos la vida a través de historias. Parece que alguna historia es mejor que ninguna historia. Pero lo que se está volviendo cada vez más claro es que la narrativa del mercado en la que ahora vivimos es demasiado superficial para sustentarnos a largo plazo.