El adulterio de la cocina

Dos hermanas se reúnen para tomar un café para discutir una cena que uno de ellos tendrá la noche siguiente. Este es su intercambio. Escucha en:

-Estás cocinando para él, ¿verdad?

-¿De qué estás hablando? Yo cocino todos los días. No estoy haciendo nada diferente solo porque él está aquí.

-Si no estás cocinando para él, quieres. Puedo decir. Puedo verte haciendo menús en tu cabeza. Te veo creando largas listas de compras. Te veo metiéndote furtivamente en pequeñas tiendas especializadas. Es como comprar lencería. Estás comprando especias nuevas. Estás imaginando emparejamientos de vino. Soy tu hermana. Sé lo que sucede en esa cabeza.

-Ridículo.

-¿Qué estás haciendo?

-Lo normal.

-¿Como que? ¿Almejas estofadas? ¿Ensalada griega? ¿Pan con carne y puré? ¿Qué le estás haciendo?

-No estoy cocinando PARA EL. ¿Qué se supone que debo hacer cuando come en mi mesa? Dale un tazón de Rice Krispy's y dile que chasquea, cruje y explote.

-¿Estás bromeando? Usted cocina por amor. Yo cocino por amor. Es lo que mamá nos enseñó.

A ella le gustaba cocinar.

-En realidad, eso no está bien. No cocinamos por amor. Cocemos para apetito, y no para nuestro propio apetito, tampoco. Entonces, ¿qué hay en el menú?

-Hook-y-line atrapó al salmón rey. Patatas con alevines Y, no te atrevas a reír, para empezar, le compré la lengua.

– No.

A él le gusta la lengua, del carnicero. Trabajó en una tienda de delicatessen veinte horas a la semana cuando lo conocí. Tuve que ir al lugar alemán todo el camino al centro. Y tuve que alejarme cuando lo cortaban. Es la lengua de una vaca entera. No tenía ni idea. Básicamente golpean esta parte del cuerpo en la cortadora y es como ver una película de terror. O una autopsia. Es suficiente para hacerte vegetariano.

– Así que estás sirviendo carnes de órganos a tu primer amor.

-No era mi "amor". Fue mi primer novio.

-¿La diferencia es?

– Tiene unos sesenta años ahora. Los dos estamos casados ​​con otras personas que, dicho sea de paso, estarán en la mesa, junto con usted, nuestra madre y otros cuatro adultos. No es como si llevara un hibachi y una botella de ginebra a la habitación de un motel. No es exactamente lo que llamarías "clandestino".

– Todavía tienes sentimientos por él. Quieres que piense en todo lo que se pierde al no haberte casado.

-Quiero que disfrute de una buena comida con personas que conocía bien y que se sientan bienvenidas.

-¿Cómo estás haciendo el salmón?

-Tengo un problema para eso.

-¿Y las papas?

-Butter salsa. Pimienta molida. Perejil.

-¿Ha notado Pete que te has enamorado de adolescente en tu cocina o soy el único?

-Pete nunca entra a la cocina. Él no ha dicho nada. No puedo decir si él sabe y si lo hizo, no sé si le importaría.

¿Entonces hay algo que saber? Bueno. Al menos lo sacaste. Qué gran cosa ¿Por qué estar avergonzado? Estás haciendo una fiesta para un chico que una vez soñaste que podría ser tu novio y eso es bueno, no hay nada de malo en eso. También lo está sirviendo a su esposo a la esposa del chico y a todos los demás, entonces, ¿cuál es el problema?

-Porque en mi corazón estoy haciendo esto para que cuando Mike entre en la habitación, cierre los ojos, respire lo bien que huele todo, vea que recuerdo lo que le gustaba comer cuando era niño y se aseguró de que lo tuviera , y secretamente deseo que viniera a casa todos los días. Y eso es veneno.

-No seas tan dramático? ¿Sabes qué es el veneno? Mal pescado. O esa lengua si la dejaron en la capucha de un Chevy todo el día. Poison es algo realmente horrible. Lo que sientes no es ni siquiera horrible o incluso exótico. Lo que sientes es como Rice Krispy: es solo un pequeño ruido en un espacio pequeño y cerrado. Y no durará mucho, solo una cosa dulce con una especie de gusto artificial. Nada bueno para ti, tal vez, pero nada que te matará.

– ¿Llegarías temprano? ¿Me pueden ayudar a preparar las cosas y estar allí cuando llegue Mike? Él viene antes que todos los demás. Su esposa tiene una reunión y Pete no llega a casa hasta la hora habitual.

– ¿Quieres ayuda en la cocina?

-Quiero compañía. No sé lo que estoy haciendo, pero al menos cuando te hablo al respecto, puedes recordarme sobre mamá y sus recetas para el desastre. No quiero haber hecho todo el trabajo de preparación para algo que voy a arruinar. Y, oye, contigo allí, es menos probable que haga tanto lío.

– Sabía que querías cocinar para él.
-Lo sé.