Las hijas heredan control emocional de sus madres

Obviamente, la capacidad de recuperación emocional y la salud mental de los niños están influenciadas por los genes y el entorno proporcionados por sus padres. Estos se conocen como efectos intergeneracionales. Los efectos intergeneracionales a menudo se observan como afecciones psiquiátricas importantes, como los trastornos del estado de ánimo, especialmente la depresión. Los hijos de padres deprimidos tienen casi tres veces más probabilidades de desarrollar depresión mayor en comparación con los hijos de padres no deprimidos. Además, la depresión exhibe un fuerte patrón de transmisión específico de la mujer entre generaciones. ¿Por qué esto es tan? Ciertamente hay genes específicos involucrados, pero ¿cómo se expresan en el cerebro?

Hoy, los neurocientíficos entienden lo suficiente sobre el cerebro para especular sobre qué estructuras podrían estar involucradas, y luego estudiarlas. Un circuito cerebral que probablemente esté involucrado se llama circuito corticolímbico. No necesita saber dónde está, solo que le permite a su corteza recientemente evolucionada regular las regiones cerebrales más primitivas que influyen en cómo se siente. Un estudio publicado este mes en el Journal of Neuroscience (Vol. 27, página 1254) investigó los cambios relacionados entre padres e hijos en este circuito. Los autores también investigaron si los cambios estaban más estrechamente asociados entre madres e hijas, madres e hijos, padres e hijas o padres e hijos.

El estudio descubrió que el circuito corticolímbico de una hija está muy correlacionado con el de su madre. Esta asociación entre el circuito cerebral de la madre y la hija era mucho más fuerte que el vínculo entre madre e hijo, o padre e hija o hijo. Según este estudio, las hijas heredan de sus madres su vulnerabilidad a los circuitos cerebrales con trastorno del estado de ánimo. Estos hallazgos pueden explicar por qué estudios previos han encontrado que la depresión tiene un patrón de transmisión matrilineal tan fuerte.

A medida que avanza nuestra comprensión del cerebro humano, puede ser posible vincular la herencia de genes específicos con alteraciones en estructuras cerebrales específicas y conectar estos cambios para predecir la aparición futura de trastornos del estado de ánimo. Tal conocimiento permitirá el diseño de mejores terapias para prevenir o tratar los principales trastornos depresivos.

© Gary L. Wenk, Ph.D. Autor de "Your Brain on Food", 2nd Ed, 2015; "El cerebro: lo que todos deben saber", 2016 (Oxford University Press)