A pesar de que hemos recorrido un largo camino en nuestra cultura con respecto a la desestigmatización de la terapia, todavía parece que llegar y solicitar ayuda profesional es la última opción para millones de personas. Hay una lista de estrategias que se presentan antes de la terapia:
No es que esos no sean buenos recursos, y a veces, pueden ser muy útiles y un primer paso importante. Pero muchas personas esperan que todo lo demás se desintegre antes de contactar a un terapeuta.
Creo que se necesita un tremendo coraje para acercarse a un profesional de la salud mental. Entiendo la valiente vulnerabilidad que se crea cuando alguien decide revelarle a un familiar extraño sus pensamientos, sentimientos y experiencias importantes e íntimas. Siempre es conmovedor sentarse con nuevos clientes y oír que distorsionan la terapia, algo que requiere una gran fortaleza interna, como una "debilidad" o "fracaso". ¿Por qué pensarían que pedir ayuda es una señal de debilidad? ¿Y por qué es tan difícil preguntarlo en primer lugar?
Como muchas otras cosas, creo que esto tiene sus raíces en las experiencias de la familia de origen. Si pedir ayuda es difícil para usted, tómese un tiempo para considerar lo siguiente:
Esas pocas preguntas pueden arrojar mucha luz sobre si pasas por la vida demasiado autosuficiente o si te sientes cómodo recurriendo a los demás en busca de orientación, retroalimentación, apoyo o comodidad. Si los mensajes que recibiste, abierta o encubiertamente, te enseñaron que el contacto era inaceptable, inútil o que causaría más dolor, tiene sentido que lo harías solo siempre que fuera posible. A través de sus propias acciones, los miembros de la familia modelaron si era aceptable o no pedir ayuda. También le enseñaron hasta qué punto los forasteros pueden ser recursos confiables. Y lo más importante, sus experiencias pasadas con familiares, maestros, compañeros y otras personas importantes en su vida sirvieron para reforzar la idea de que la ayuda estaba disponible, ser consistente, predecible y segura, o dejarle la dolorosa impresión de que sus necesidades irían inaudito y sin respuesta. En esos casos, probablemente se sintió menos deprimente y rechazó simplemente dejar de pedir ayuda que pedir y no obtener una respuesta de apoyo.
Si bien estas experiencias formativas contribuyen en gran medida a que entiendas por qué pedir ayuda puede seguir siendo un desafío, considera el hecho de que no necesitas seguir superponiendo eventos pasados al presente. Nunca es demasiado tarde para aprender a pedir ayuda y volver a enmarcarlo como un signo de fortaleza. Cuando enfrenta sentimientos o experiencias que son desafiantes, atemorizantes o abrumadores, pedir ayuda significa que se preocupa lo suficiente acerca de usted para aumentar la probabilidad de que las cosas funcionen a su favor al obtener el apoyo que se merece. Aprender a ser selectivo cuando te acercas también puede aumentar tus posibilidades de obtener una respuesta segura y compasiva.
Piense en estas preguntas mientras da los primeros pasos valientes para pedir ayuda cuando la necesita:
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