El radical en el conductismo radical

La siguiente es, en su mayor parte, un extracto de un capítulo del libro en el que estoy trabajando para una serie de libros de APA:

Los psicólogos tienen una larga historia de ignorar (p. Ej., Koch, 1964), no comprender (p. Ej., Rogers, 1964) y / o malinterpretar intencionadamente (p. Ej., Chomsky, 1959) las interpretaciones analíticas del comportamiento de la psicología. Para la mayoría de los psicólogos y la comunidad laica, todo el conductismo es una psicología demasiado simplista, estímulo-respuesta que relaciona mecánicamente las respuestas abiertas a los eventos ambientales mientras niega la existencia del pensamiento y resta importancia a la influencia de la herencia genética (Skinner, 1974). Esto, sin embargo, solo se aplica limpiamente al conductismo de Watson (1913, 1924), al menos en su forma más temprana. Este conductismo estricto o clásico fue abandonado por la mayoría de los conductistas hace mucho tiempo. Por ejemplo, Hull (1943) y sus colegas neoconductistas se desviaron ligeramente de algunas de las ideas de Watson al incorporar variables intermedias en explicaciones de comportamiento para las cuales no hay una causa contigua inmediatamente obvia (es decir, ningún estímulo antecedente ambiental aparente). Tolman (1932) ofreció una versión diferente del conductismo que mantuvo la postura mecánica explicativa del neoconductismo, pero buscó identificar "un conjunto de actos internos, estados, mecanismos, procesos, estructuras, capacidades y propiedades" como causas del comportamiento en lugar del lógicamente deducidas variables intervinientes de Hull (Moore, 2003; ver también Koch). Skinner consideró estos enfoques el conductismo metodológico en el sentido de que estudian el comportamiento abierto (es decir, lo que los observadores pueden ver) como un indicador de procesos más importantes que ocurren en el nivel encubierto o interno.

El conductismo radical de Skinner (1945) ofreció un marco conceptual único para explicar el comportamiento humano que no tenía hermanos cercanos en psicología. Skinner usó el término radical para notar el marcado contraste entre el conductismo metodológico (es decir, los conductismos de Watson, Hull y Tolman) y su enfoque. Es decir, este enfoque retuvo el comportamiento manifiesto como una variable dependiente importante de la psicología al tiempo que reconoce la existencia y la importancia del comportamiento no observado (p. Ej., Véanse los capítulos 15-17 de Skinner, 1953 Ciencia y comportamiento humano que abordan el autocontrol, el pensamiento y otras cuestiones privadas eventos). Sin embargo, no concedió un estado causal especial a tales fenómenos. Es decir, en lugar de ubicar el estado causal en entidades hipotéticas o construcciones, el conductismo radical de Skinner intentó demostrar relaciones ordenadas entre el comportamiento y el medio ambiente. Este enfoque es, en esencia, una perspectiva de selección (Donahoe, 2003; Skinner, 1966, 1972). Las visualizaciones del Conductismo Radical causan como una interacción compleja que se extiende a través de escalas temporales múltiples que involucran a los organismos y el medio ambiente.

Este enfoque evita la causa mecanicista, explica las conductas manifiestas y encubiertas, y conceptualiza el organismo como el lugar en el que el comportamiento y el entorno interactúan (Hineline, 1990; 1992). Es decir, el comportamiento evoluciona (o se desarrolla) para el individuo de una manera compleja que involucra tres fuentes primarias de influencia; herencia genética, contingencias encontradas durante la vida y el contexto sociocultural en el que la persona evoluciona. La selección natural a nivel filogenético opera sobre la especie para producir las estructuras, los reflejos y las predisposiciones que componen el individuo. Una persona es el producto de la selección natural que opera a través de contingencias de supervivencia y reproducción con cientos de miles de años de historia que influyen en sus cuerpos y comportamiento. La selección también afecta a organismos individuales en un nivel ontogenético durante el curso de su vida. Para adaptarse a la naturaleza dinámica de los entornos cambiantes, la selección por consecuencias o la sensibilidad a las contingencias ambientales permite que las especies en evolución se adapten a los cambios proximales en el medio ambiente. La selección por consecuencias opera sobre el comportamiento del individuo con el medio ambiente actuando como el "agente" seleccionador con la persona como el vehículo, por así decirlo, del comportamiento que interactúa con el entorno (Hineline, 1992). Estas contingencias dan forma y establecen el comportamiento en interacción con nuestra herencia genética y el entorno sociocultural en el que se cría. El contexto social es de importancia crítica ya que el entorno social en el que se desarrolla el niño tiene una gran influencia en el aprendizaje. Por ejemplo, el lenguaje del contexto social en el que se cría el niño determina el idioma que el niño aprende a hablar. En esencia, el entorno sociocultural de una persona pone a la persona en contacto con las experiencias colectivas de esa cultura (véase la discusión de Dawkins sobre los memes, 1976).

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