Juegos Olímpicos de Invierno: estar de pie fuera del soporte de la medalla

¡Me encantan los Juegos Olímpicos de Invierno! Lo que amo es el drama Uno por uno, los atletas han decidido dedicar la mayor parte del tiempo en sus vidas a su deporte, convirtiéndose en lo mejor que pueden llegar a ser. Pasan horas y horas, día tras día durante años practicando … practicando … practicando.

Enfocado. Determinado. Luchando a través del dolor y la lesión. Preparándose para "el momento" en que pondrán todo en la línea. Es angustioso y dramático de ver.

Como lo revela el reciente libro de Andre Agassi, puede haber más atletas de los que imaginamos que odian en gran medida cada minuto de preparación y competencia, en cambio impulsados ​​por alguna neurosis o relación disfuncional entre padres e hijos. Pero hay otros que se encuentran en su zona de poder, donde su talento y carácter se sienten perfectamente alineados, y cuando se dedican a su deporte, se sienten más plenamente y auténticamente vivos. Aunque sueñan con medallas de oro, estos sueños no son el combustible de sus motores. La realidad cotidiana concreta de sentirse completamente vivos es lo que los empuja por el largo camino de la preparación y la competencia.

Seamos sinceros. Por definición, solo 3 competidores en un evento olímpico entran en el stand de medallas. El resto del campo no. Y lo mismo ocurre con todas las competiciones fuera de los Juegos Olímpicos, desde la universidad hasta la escuela secundaria y las competiciones deportivas de la escuela primaria. Las estimaciones muestran que solo el 3% de los atletas de la escuela secundaria van a jugar deportes universitarios, y luego el 2% de estos últimos se ganan la vida por lo menos en deportes profesionales. Eso relega a casi todos a dedicarse a todo el trabajo duro por razones distintas a agarrar el anillo de bronce … parados en el podio. (O si no todos somos bastante estúpidos)

Los deportes son solo un microcosmos del resto de nuestras vidas. Uno de nosotros … solo uno … puede ser el mejor entre todos los demás. Pero todos nosotros podemos convertirnos en las mejores versiones de nosotros mismos. Encontrar actividades en la vida que nos permitan proyectarnos en el mundo en nuestra forma más completa es el gran desafío. Tengo una cita enmarcada en mi oficina atribuida al escritor francés Emile Zola … "Si me preguntan en qué vine al mundo … vine a vivir en voz alta".

Hacer cosas que involucren nuestras fortalezas de talento y personalidad es un camino importante para encontrar una vida plena y auténticamente feliz. No importa lo que hagamos, podemos encontrar nuestra mejor expresión. Así es como todos nos convertimos en ganadores en la vida. Así es como todos podemos deleitarnos con la mesa de compromiso y propósito, y no encontrarnos desnutridos por una dieta constante de sueños de oro y caramelo de algodón.