La principal causa de las emociones: las emociones

Para cuando somos adultos, hemos desarrollado muchas inhibiciones condicionadas del despliegue emocional que son en gran medida motrices y automáticas. Esto puede llevarlo a sentirse incomprendido y malinterpretar a los demás, especialmente si usted o su terapeuta se enfoca en sus sentimientos más allá de su contexto social. Pero a veces la inhibición condicionada ocurre con la emoción misma y no meramente con su exhibición. En ese caso, otras emociones, en lugar de reflejos motores, sirven a la función inhibidora.

Las principales emociones inhibidoras son el miedo y la vergüenza. Una vez que estos se condicionan a ocurrir con otras emociones, el disfrute puede causar vergüenza de indignidad, el amor puede dar un golpe de miedo, el interés puede asustarnos, la tristeza puede deprimirnos.

Ahora aquí es donde se vuelve realmente confuso para aquellos que se enfocan en los sentimientos o los presuntos "orígenes" de los hábitos. Además de sentirse mal, el miedo y la vergüenza son una señal de vulnerabilidad y nos exageran las percepciones de amenaza. Los efectos analgésicos y anfetamínicos de las diversas formas de ira alivian temporalmente la vulnerabilidad y aumentan la confianza para superar la amenaza. El miedo y la vergüenza restan poder; la ira temporalmente empodera. De ahí que la función inhibitoria del miedo y la vergüenza aumenten la probabilidad de que estimulen la ira en una secuencia condicionada extendida. Por supuesto, la ira misma es la emoción más controlada socialmente, por lo que es probable que desarrolle sus propias inhibiciones. Los flujos de acondicionamiento (o algoritmos) ocurren en milisegundos y aumentan con la repetición a lo largo del tiempo. En la edad adulta, tu flujo condicionado puede verse así:

Emoción inicial + inhibición (vergüenza, miedo) + ira + inhibición (miedo, vergüenza) + ira, + inhibición (miedo, vergüenza) + ira, etc.

Si usted o su terapeuta se enfoca en cualquiera de los anteriores, o si presta atención a un libro de autoayuda que enfatiza uno de los anteriores, exagerará su importancia en su flujo condicionado y no obtendrá una imagen completa de su experiencia. Te sentirás como una víctima, incomprendida por quienes te rodean, y tu terapia requerirá mucho, mucho tiempo de arduo trabajo, durante el cual notarás poco progreso y las personas con las que vives pueden notar un deterioro.

Es mucho más conveniente, y científicamente válido, reconocer que experimentas todas las emociones en tu corriente condicionada por hábito. Intente cambiar la secuencia de emociones habituada de la misma manera que cambiaría cualquier otro hábito desfavorable, primero renunciando a la culpa y segundo por voluntad, determinación, persistencia y evitando las señales ambientales que desencadenan el hábito, como las personas que se entregan o defienden contaminación emocional y desregulación. Lo más importante para cambiar un hábito es la repetición de una nueva secuencia, por ejemplo, extender el flujo condicionado anterior para incluir curiosidad, interés o compasión.