“No me tomes en serio”

Viniendo de los empleados, estas son cinco palabras preocupantes para la administración.

Recientemente tuve dos conversaciones con dos empleados en empresas muy diferentes. Ambos eran buenos empleados con excelentes antecedentes. Ambos habían quedado desencantados con sus gestiones. Si bien las circunstancias eran diferentes, sus preocupaciones podrían reducirse a estas cinco palabras:

“No me tomas en serio”.

Eran individuos considerados, pero ambos sentían que sus preocupaciones sobre las cuestiones de organización estaban siendo descartadas sumariamente.

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Cuando un número considerable de empleados se siente así:

“No me están escuchando”.

“Mis opiniones no importan”.

“No me están respetando”.

Es una buena apuesta que habrá problemas para la gerencia.

Relaciones positivas y productivas

Los buenos gerentes entienden intuitivamente que los empleados valiosos y profesionales quieren que se los tome en serio. Quieren ser escuchados y valorados. Cuando no lo son, su lealtad a una organización, incluso la lealtad que se ha acumulado durante muchos años, puede desvanecerse rápidamente a la luz del día.

En mis décadas de gestión, una cosa que noté fue que este tipo de calidad -llamémosle empatía, si se quiere, llamémosla capacidad de relacionarse bien con los empleados- era algo que los gerentes por lo general tenían o no tenían. Quienes lo tenían tendían a ser respetados y efectivos; aquellos que no tuvieron más dificultades con el papel.

Es difícil de cuantificar, pero si fuera director de Recursos Humanos y construyera un modelo para el éxito sostenible en mi gestión, esta capacidad intangible para construir relaciones positivas y productivas con los empleados sería definitivamente la más alta de mi cadena alimentaria administrativa.

Por eso es importante el desencanto básico que los dos empleados discutieron al principio. Ambos, en un momento, habían sido jugadores clave en un equipo, pero ahora ambos se sentían marginados. En los próximos meses ambos planean comenzar a buscar en otro lado.

El compromiso de los empleados tiene que ver con el compromiso emocional con una organización. Ese compromiso es difícilmente inamovible; un administrador problemático puede sacudirlo rápidamente.

Las cosas pequeñas marcan una gran diferencia en la experiencia de trabajo. Las actitudes importan Una vez que un empleado siente que él o ella “ya no se toma en serio”, existe una buena posibilidad de que él o ella no se mantenga demasiado serio con la compañía tampoco.

Este artículo apareció por primera vez en Forbes.com.