Pena y miedo

"Nadie me dijo nunca que el dolor se sentía tan como el miedo", dice CS Lewis en la línea de apertura de A Grief Observed .

Tal vez el dolor no solo sienta miedo, tal vez sea miedo.

De acuerdo, quizás no del todo. La aflicción, por supuesto, contiene una gran pérdida: la pérdida de alguien, de algo o de ambos, tangible y real. Eso fue importante, precioso y querido. Entonces, hay una verdadera tristeza que viene con la pérdida. Un dolor tan triste que tu cuerpo duele y quieres salir de tu propia piel. Una tristeza que te hace rasgar y sacudir las cosas. Y te hace recostarte y llorar.

Pero estoy empezando a comprender que el dolor no es solo pérdida. El dolor también se trata de desvincularse. Se trata de perder una identidad. Perder un mapa y una brújula todo de una vez: una forma de orientar nuestra vida. Nuestro amor.

Este desenredo no solo es desorientador, puede ser aterrador. "No tengo miedo", continúa CS Lewis, solo tiene "el mismo revoloteo en el estómago, la misma inquietud, el bostezo". Sin miedo, dice, sin embargo, tiene problemas para respirar, sentado inmóvil. Lo siente en la boca del estómago. Suena como una descripción perfecta del miedo para mí.

¿Y por qué no debería tener miedo? Él acaba de perder a su esposa. Ella era central en su mundo, su corazón. Ella estaba en casa. Él era su esposo Ahora ella no existe más y él no es esa persona. Entonces, ¿quién es él y dónde diablos está el hogar?

Yo le ofrecería la idea de que no tener la respuesta a esas dos preguntas es bastante aterrador. Y con la pérdida, la vida no te ofrece la oportunidad de responder de la misma manera que antes. Incluso si has pasado toda tu vida respondiéndole de la misma manera, la pérdida y el dolor posterior te obligan a encontrar una respuesta diferente.

Y el miedo no se trata solo de desenredar, de no tener la respuesta. Es porque la respuesta a esas preguntas no se puede conocer en minutos. O día. O mes O a veces incluso un año. Y entonces, mientras lo resolvemos, tenemos que vivir en un mundo sin orientación. Sin saber quiénes somos ni a dónde vamos ni dónde vivimos. No hay coordenadas para conectar a nuestro GPS. Solo podemos poner un pie delante del otro, todos los días. Respirar. No podemos correr, pero tampoco podemos pararnos. Tenemos que seguir caminando, sosteniendo la mano del miedo. Hasta que lleguemos a un lugar nuevo.