R y deísmo: ¿y si somos el experimento de Dios?

¿Qué pasaría si Dios quisiera crear el mejor de todos los mundos posibles pero no supiera cómo hacerlo? Sin desanimarse lo intentó de todos modos, la forma en que intentábamos, por ensayo y error, crear criaturas y luego ponerlas en movimiento, hacer lo que hacen, observar a Dios y aprender.

Podría intervenir pero no lo hará, porque, como cualquier buen científico, sabe que manipular a mitad del experimento contamina los resultados. Mundo tras mundo, experimento tras experimento, ha estado aprendiendo, y aplicando lo que aprende, creando nuevos mundos hasta que lo hace bien.

Sus mundos están mejorando, tan bien que estamos a un pelo del ingenio nativo para hacer de este el mejor de los mundos posibles. Entre nuestra capacidad preprogramada para evolucionar y aprender de nuestros errores, tiene muchas esperanzas de que seamos el mejor mundo posible, dados los límites físicos necesarios y las concesiones por las cuales para que una criatura sobreviva, otra debe morir. No es ideal, pero Dios es realista. Tienes que tener física y con ella límites físicos.

Él tiene opiniones sobre lo que podríamos hacer mejor, pero compartirlas con nosotros nos contaminaría. Los guarda en su cuaderno para utilizarlos en el diseño de su próximo mundo.

Hay teísmo, la creencia de que Dios ejecuta el programa manualmente en tiempo real, todo lo que haces mira y potencialmente controlado por Dios, y hay deísmo, la creencia de que Dios lo puso todo en movimiento pero no puede o no va a intervenir.

Esto es R & Deism, un cruce entre los dos, un Dios de investigación y desarrollo que no intervendrá, pero tampoco nos mira como a un adicto a la televisión. Está en una misión y nos ha encargado al servicio de ella. Cada uno de nosotros somos pruebas en el proceso de prueba y error de la vida, y todo nuestro mundo es una prueba en el proceso de Dios, su skunk de I + D funciona.

¿Tiene implicaciones para nosotros? Bueno, para empezar, haz lo mejor que puedas. Por otro lado, no prestes atención al Dios detrás de la pantalla. Quiere que hagamos nuestro trabajo aquí, que no nos distraigamos con apelaciones o que sepamos qué quiere en particular. Él nos programó para que esto funcione. Eso es lo que quiere. Y no, no hay premio por ser más devoto de él que otros elementos en esta prueba. Este trabajo es toda la recompensa que recibimos. Y no hay castigo por fallar además de fallar tampoco.

Es bueno ser uno de sus ensayos posteriores, tal vez un peldaño de los mejores mundos posibles. Estamos lo suficientemente cerca que casi podemos probar el éxito. Pero bueno, si no somos nosotros, vivimos y aprendemos, Dios intentará volver a intentarlo.