Tu mentalidad ética

El comportamiento ético de las personas es complicado.

Por un lado, tenemos situaciones en las que somos muy consistentes. Por ejemplo, muchos veganos que conozco no comerán ningún producto de origen animal, evitarán comprar productos con cuero o ingredientes de animales y darán tiempo y dinero a las causas para proteger a los animales.

Por otro lado, hay ocasiones en que nuestras acciones éticas pueden equilibrarse mutuamente. Conozco personas que dan dinero a causas medioambientales, pero luego compran automóviles que consumen mucha gasolina y que saben que están dañando el medioambiente. Reconocen la contradicción en el comportamiento, pero aceptan la contradicción.

Un interesante artículo de Gert Cornelissen, Michael Bashshur, Julian Rode y Marc Le Menestrel en la edición de abril de 2013 de Psychological Science explora las raíces de estos comportamientos.

Como señalan estos investigadores, hay dos modos dominantes de razonamiento ético. El razonamiento consecuencialista se centra en los resultados. Al razonar consecuentemente, se enfoca en si el resultado final de una acción es aceptable. El razonamiento deontológico se centra en principios o reglas. Al razonar deontológicamente, la cuestión clave es si se hizo cumplir un principio ético particular.

Considere el "dilema de trolley", que se ha utilizado en muchos estudios de razonamiento ético. En este dilema, un carro fuera de control en una pista está en curso de colisión que matará a cinco personas. Estás parado junto a una palanca que desviaría el trole a otra pista que causaría la muerte de una sola persona. ¿Tomas la palanca? El razonamiento consecuencial sugiere que una persona muerta es mejor que cinco personas muertas, por lo que debe tirar de la palanca. El razonamiento deontológico sugiere que matar a alguien con una acción es algo malo, por lo que es mejor dejar que el carro siga su curso que cometer una acción que pueda causar la muerte de alguien.

Los investigadores sugieren que si razonan acerca de los resultados, es probable que equilibren los resultados entre las decisiones, pero si razonan sobre las reglas morales, es probable que mantengan la coherencia en su comportamiento.

En un estudio en este documento, se indujo a los participantes a pensar ya sea de forma consecuencial u ontológica. A un grupo se le pidió que recordara una situación ética en su pasado. El grupo consecuente se centró en hacer algo porque benefició o perjudicó a otras personas. Al otro grupo se le pidió que recordara una situación ética en la que siguieron o no siguieron un principio o norma.

Dentro de cada uno de estos grupos, se pidió a algunas personas que se centraran en un caso en el que hicieron algo ético (ayudaron a las personas o siguieron un principio). A otros se les pidió que se enfocaran en un caso en el que hicieron algo poco ético (lastimaron a las personas o no siguieron un principio).

Después de recordar una situación, los participantes jugaron el "juego del dictador". El juego del dictador surgió de la investigación sobre economía del comportamiento. En esta tarea, dos participantes se presentan el uno al otro. Luego, un participante recibe dinero (en este caso, diez monedas). Se les dice que pueden dar la cantidad de monedas que quieran a su pareja, y que puedan quedarse con el resto. Cuantas más monedas le dan a su pareja, más justamente actúan hacia otra persona. En este estudio, los participantes se reunieron con su compañero, luego fueron a salas separadas donde se describió el juego del dictador. A cada participante se le dijo que estaban desempeñando el papel del dictador, por lo que los datos se recopilaron de todos los participantes.

Cuando se les pidió a los participantes que pensaran en situaciones éticas que se centraran en los resultados, equilibraron sus resultados. Las personas que pensaban en una situación en la que ayudaban a alguien le daban menos monedas a su compañero que las que pensaban en una situación en la que lastimaban a otra persona.

Cuando los participantes pensaban en situaciones éticas que se centraban en los principios, mantenían la coherencia. Aquellos que pensaron en seguir un principio dieron más monedas a su compañero que aquellos que pensaron en una situación en la que no siguieron un principio.

Otro estudio en esta serie obtuvo un hallazgo similar, excepto que los participantes tuvieron la oportunidad de hacer trampa. Los que pensaban en las consecuencias tenían más probabilidades de hacer trampa si pensaban en una acción ética que tomaron en el pasado que si pensaban en una acción no ética. Los que pensaban en los principios eran más propensos a hacer trampa si pensaban en una acción no ética que si pensaban en una ética.

Puede usar estos modos de pensar para ayudarlo en situaciones éticas. Si se encuentra en un dilema en el que siente la tentación de hacer algo poco ético, concéntrese en las situaciones de su pasado en las que defendió un principio que era importante para usted. Este enfoque te ayudará a hacer lo ético en el futuro.

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