Ejercicio y el sistema inmune: una lección de estrés

Un artículo reciente del New York Times de Gretchen Reynolds preguntó y respondió la pregunta: ¿El ejercicio aumenta la inmunidad? La respuesta puede sorprender a algunos, y sus lecciones se extienden mucho más allá del mundo del ejercicio.

Reynolds informó sobre múltiples estudios, cada uno mostrando lo mismo. Un poco de ejercicio aumenta la inmunidad e incluso puede ayudarlo a recuperarse de un resfriado o gripe. Pero aún no te pongas las zapatillas deportivas: el ejercicio intenso hace lo contrario. Inmediatamente después de un entrenamiento extenuante, definido por muchos investigadores como ejercicio con esfuerzo serio durante más de una hora, su sistema inmunitario queda reprimido. El efecto puede durar días y se intensifica mediante el entrenamiento sin un descanso adecuado. En un estudio en animales de la Universidad de Illinois, el ejercicio intenso aumentó drásticamente las tasas de mortalidad por la gripe, algo que hace que los adictos al ejercicio como yo estén un poco nerviosos en la temporada de gripe.

El artículo del NYT hace un excelente trabajo al discutir lo que está sucediendo a nivel de inmunoglobulinas y células auxiliares T-1. Sin embargo, lo que realmente me llamó la atención fue la simple curva en forma de campana: ser sedentario es malo para tu salud, el ejercicio moderado es bueno para tu salud, el ejercicio extremo es … malo para tu salud.

El ejercicio es una forma de estrés que le pide al cuerpo que se adapte. Esa adaptación cuesta energía real y recursos físicos. Estos recursos deben tomarse prestados de algún lugar, digamos, del sistema inmune. Cuando el cuerpo se recupera, es más fuerte. Pero cuando no obtiene suficiente descanso y recuperación, o cuando está expuesto inmediatamente a otro agente estresante (por ejemplo, un virus de la gripe o una pelea con su cónyuge), es demasiado vulnerable para montar una respuesta de protección.

El ejercicio es solo un ejemplo de estrés al que podríamos aplicar esta curva. Un poco de desafío o cambio es bueno, pero demasiado pronto (o sin descanso) te debilita.

En un momento en que las personas están pagando $ 10K para sufrir un estrés extremo en el cuerpo -y algunos moribundos- en nombre de la transformación personal, es aún más importante recordar que cualquier cosa extrema es más probable que perjudique que ayuda. No importa cuánto creas en el poder de la mente sobre el cuerpo, empujar al cuerpo hasta su punto de quiebre es una estrategia tonta para mantenerte sano y en forma.

Estamos tan acostumbrados a buscar el siguiente nivel, la siguiente montaña para escalar, la manera de hacer las cosas más difíciles. Pero a veces menos es más. ¿Hay algo en tu vida que sea más gratificante o saludable si bajas la intensidad?