Caminar en la naturaleza: bueno para el cerebro, bueno para el espíritu

Como habitante urbano, estoy muy familiarizado con cómo las imágenes y los sonidos de la ciudad pueden ser irritantes para los nervios e inducir reacciones de estrés en el cuerpo y la mente. Se necesita vigilancia para encontrar formas de reconectarse con la naturaleza cuando se vive en un entorno más urbano, pero las últimas investigaciones sugieren que los habitantes de las ciudades deberían hacer justamente eso para mantener su salud y bienestar.

El descubrimiento de la plasticidad estructural del cerebro -la habilidad del cerebro para formar nuevas conexiones neuronales y reconectarse en función de las exposiciones ambientales- impone una mayor carga a las personas para exponerse a entornos enriquecedores desde la perspectiva de la salud del cerebro. Tal noción es consistente con investigaciones que han resaltado el papel que la exposición a la naturaleza puede jugar para calmar la mente y enriquecer la salud mental y el bienestar.

Por ejemplo, al resumir un estudio reciente, Reynolds (2015) escribe que:

Un paseo por el parque puede calmar la mente y, en el proceso, cambiar el funcionamiento de nuestro cerebro de maneras que mejoran nuestra salud mental, de acuerdo con un nuevo e interesante estudio de los efectos físicos en el cerebro de visitar la naturaleza. (para 1)

Tal descubrimiento es particularmente revelador dado que nuestra inmersión en la tecnología digital nos ha alejado a muchos de nosotros de la naturaleza y transmitido muchas de nuestras interacciones a un ámbito virtual. Incluso si estamos paseando por un parque o afuera, podemos estar demasiado distraídos con nuestras pantallas para mirar el cielo o ver el paisaje.

La naturaleza puede ser tranquilizadora por varias razones, una de las cuales es que hay una cierta quietud y quietud que se puede obtener al estar afuera en ambientes exuberantes y verdes que se enmascaran cuando estamos caminando afuera en las calles ocupadas con una gran cantidad de tráfico, otras personas y sonidos creados por el hombre como el de la construcción, los auriculares en nuestras cabezas, etc. En la medida en que nuestros sentidos se sobrecarguen en la cultura moderna, la oportunidad de volver a conectar con el espíritu se puede mejorar volviendo a conectar con la naturaleza y estimulaciones más básicas.

Así que si se está tomando el tiempo para planear una excursión al aire libre, caminar por el bosque, sentarse en un banco del parque o simplemente caminar afuera sin desplazarse por el teléfono celular o usar otro estímulo digital, cualquiera sea su situación geográfica, intente integrar más espacios naturales en sus exposiciones diarias. Tales exposiciones naturales pueden refrescar tanto el cerebro como el espíritu, dejando a uno mejor capacitado para manejar los estresores modernos que provienen de nuestro cambiante y estimulante paisaje cultural.

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Reynolds, G. (2015, 22 de julio). Cómo caminar en la naturaleza cambia el cerebro. The New York Times, bueno. Obtenido el 20 de agosto de 2015 en: http://well.blogs.nytimes.com/2015/07/22/how-nature-changes-the-brain/?_r=0.

Azadeh Aalai Copyright 2015