El Humor en la Adversidad

Oootra vez: una película que me conmueve y me hace pensar en la psicología positiva. No soy la única, mi estimado colega Ryan Niemic ha escrito un libro entero: Psicología positiva en el cine sobre cómo el cine nos puede ayudar a reflexionar sobre las fortalezas de carácter.

Esta mañana es una película que me hizo pensar sobre lo mejor del ser humano: Intouchables (en México traducida como "Amigos", aquí siempre le quitan la gracia a los nombres de las películas, pero ese es otro tema). Basada en un hecho real, Intouchables, cuenta la historia de la relación entre Phillippe un millonario parisino y, Driss, un joven afro-francés que vive en uno de los barrios más pobres de la ciudad. Phillipe se ha quedado tetrapléjico tras un accidente al volar en parapente. Vive en el lugar en la ciudad y está buscando un cuidador. Driss se presenta a una entrevista sin ningún interés por el trabajo o esperanza de conseguirlo, solo para demostrar ante la seguridad pública que buscó un empleo para poder obtener su pensión como desempleado. Su irreverencia y seguridad intrigan a Phillippe, quien lo contrata a prueba.

Driss se acaba de quedar con el trabajo y vemos cómo la relación los va transformando a ambos: el joven aprende cómo cuidar a Phillippe ya hacer por otro ser humano cosas que antes que se lo considere inimaginable. Phillippe comparte su cultura, pasión por el arte y la música clásica. Driss, sin darse cuenta, le da a Phillippe un gran regalo: no le muestra ninguna lástima. Sin embargo, hay comentarios negativos y de buen gusto, pero también aporta frescura y buen humor a su vida. Con asombro y alegría de vivir, ¿no? Driss sube a Phillipe en el auto deportivo y se pasean a toda velocidad, el joven se queda en los carcajads ante la ridícula que le parece la ópera e invita a todo el "personal" de la mansión a bailar con la música de Earth Wind and Fire tras un concierto de música para celebrar el cumpleaños de Phillippe con la estirada parentela de este.

En una escena Driss afeita a Phillipe y, ante la total dependencia de este, le va dejando "looks" como de motociclista rebelde, después un bigote como el de Dalí y luego otro a la Hitler (que a Phillipe no le hace ninguna gracia) .Se van haciendo amigos y pueden hablar incluso de cosas tan "delicadas" como la sexualidad de una persona paralizada. Phillippe tenía una "amiga por correspondencia" y Driss, un libro que solo se puede escribir y que no se habla, lo obliga a telefonear a esta mujer. Lo trata como un hombre. Y Phillipe a él también. Sin formalidades, al contrario, con malas palabras, sarcasmo y humor, ambos se tratan con dignidad, algo que quizás no debería tener en cuenta, pero que no es tan común para las personas de grupos socialmente marginados o con discapacidades físicas.

La película en un momento ideal para minimizar lo terrible de la tetraplejia ni lo cruel de la pobreza urbana. Pero retrata a Phillippe como mucho más que una persona paralizada y Driss como mucho más que un delincuente juvenil. Creo que esto es una de las razones por las cuales nos puede conmover tanto: porque todos somos mucho más que las categorías a las que pertecenemos.

El riesgo de caer en la maldición al tratar este tema es enorme, y la película no cae en ello. Lo que la salva de la cursilería es lo mismo que salva a Driss y Phillipe: el sentido del humor.

De todas las fortalezas de carácter que muestran los personajes, la más evidente es el sentido del humor. Y como es ahora una experiencia extraña, la conexión natural con esa capacidad de reir aún ante la adversidad. Nunca me hubiera imaginado al escuchar el tema de la película, pero salí del cine con una sonrisa.