Equilibrio entre el optimismo y el pesimismo

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En su mayor parte, el mundo está formado por optimistas y pesimistas, y salpicado de una saludable dosis de realistas en el medio. En general, los optimistas esperan que sucedan cosas buenas, y los pesimistas esperan que surjan cosas negativas en su camino. A veces los pesimistas se consideran más realistas que los optimistas.

Varias teorías proponen que las personalidades optimistas y pesimistas se formen a través de las experiencias de la primera infancia. En su teoría de la personalidad, el psicólogo del desarrollo Erik Erikson enseñó que aquellos con infancias "predecibles" por lo general terminaban con un sentido básico de confianza, mientras que aquellos con infancias "impredecibles" estaban menos inclinados a confiar en las personas y las circunstancias. Como resultado, la forma en que las personas manejan las experiencias de vida a menudo depende de si tienen personalidades pesimistas u optimistas. Según Carver y Schier (1999), "los optimistas experimentan menos angustia que pesimismo cuando enfrentan dificultades en sus vidas" (p.190).

En su artículo sobre el optimismo, el Dr. Gordon Livingston (2010) señaló que los pesimistas tienden a estar más deprimidos y albergan más dudas que aquellos que piensan de manera más optimista. Mi experiencia me ha demostrado que tanto el optimismo como el pesimismo son contagiosos. Recuerdo que cuando estaba en la escuela de enfermería hace muchos años, un profesor en mi rotación de psiquiatría dijo que una forma de saber si las personas están deprimidas es que cuando estás con ellas, también te sientes deprimido. Pensé que esta era una observación brillante, y con los años definitivamente he encontrado que este es el caso.

Durante mi juventud, siempre pensé que era más saludable ser un optimista que pesimista. Sin embargo, las experiencias de mi vida me han enseñado que es el equilibrio el que nos ayuda a seguir adelante. Hace algunos años leí un artículo en la Revista Ode: Para optimistas inteligentes , llamado "Sin adornos de plata, por favor". El escritor respaldó mis opiniones sobre este tema, y ​​dijo que la teoría contemporánea nos dice que las dosis saludables de pesimismo pueden ser ingredientes importantes en la superación de obstáculos psicológicos y el logro de objetivos personales.

El "pesimismo defensivo" puede emplearse cuando se rechaza una propuesta de libro o cuando se obtiene un diagnóstico de cáncer dos veces en cinco años, como yo lo hice. Esta es una postura psicológica que implica aceptar el hecho de que las cosas pueden ir drásticamente mal y ser capaz de prepararse defensivamente para cualquier eventualidad.

Por ejemplo, si usted es escritor, la investigación ha demostrado que el optimismo es una herramienta invaluable para enfrentar el rechazo. La decepción continua puede hacer que los escritores sean reacios a enviar su trabajo creativo a las publicaciones. Pero a menudo, el optimismo mantiene a los escritores como yo pasando por momentos difíciles. Sin embargo, aquellos que lo saben recomiendan que no nos exaltemos demasiado cuando recibimos buenas noticias. De esta manera, hay menos posibilidades de una decepción emocional. En otras palabras, ¡tener un poco de pesimismo puede ser la forma más optimista de vivir!

El libro de Martin Seligman El optimismo aprendido: Cómo cambiar tu mente y tu vida es una lectura interesante. A través de su investigación, ha demostrado que, a diferencia de las creencias de los conductistas que dicen que eres creado por tu entorno, cómo piensas es lo que realmente importa. De hecho, al pensar de manera optimista, puedes cambiar las cosas para mejor. Por el contrario, al pensar de forma pesimista, puede cambiar las cosas para peor.

Seligman comparte una prueba en su libro que puede ayudarlo a descubrir su propio estilo de pensamiento. Hay tres aspectos particulares para medir:

Permanencia: si las cosas son buenas (o malas), ¿espera que permanezcan así durante mucho tiempo?
Pervasividad: si una cosa es buena (o mala), ¿esperas que todo lo demás sea así?
Personalización: si las cosas son buenas (o malas), ¿quién obtiene el crédito (o la culpa), tú o alguien más?

Las personas creativas, en particular los escritores, suelen ser muy duros consigo mismos y con su proceso creativo. A menudo pecan del lado del pesimismo, pensando que su trabajo no es lo suficientemente bueno y serán rechazados por agentes, editores y editores. El lado positivo de este tipo de pesimismo es que los tipos creativos son a menudo más laboriosos y perfeccionistas que los optimistas, sabiendo que deben ser impecables para llegar a la cima de sus respectivas profesiones. Como tal, en ciertas situaciones, una buena dosis de pesimismo puede ser ventajosa. Entonces, espere lo mejor, ¡pero prepárese para lo peor!