El Nobel de Medicina 2017: Buenas noticias para Dream Research

El Premio Nobel de Medicina de este año tiene una conexión indirecta pero significativa con la investigación de los sueños. Para aquellos de nosotros que creemos que el estudio científico de los sueños debe basarse en la biología evolutiva del sueño, las noticias del Nobel 2017 deben ser motivo de celebración.

El premio fue otorgado a tres estadounidenses, Michael W. Young, Michael Rosbash y Jeffrey C. Hall, en reconocimiento a "sus descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano" (citado en la declaración pública del comité Nobel). El punto clave, desde una perspectiva de investigación de sueños, es que estos tres investigadores han revelado nuevos detalles sobre la necesidad genéticamente rígida de la especie humana de participar en un período regular de sueño cada noche.

Toda la vida en la tierra está fundamentalmente orientada hacia la presencia cíclica y la ausencia del sol. Cada tipo de ser vivo ha desarrollado relojes internos de aproximadamente 24 horas de duración que guían y regulan sus procesos y comportamientos biológicos. Estos relojes internos se conocen como ritmos circadianos, y durante mucho tiempo se han observado como factores poderosos en la vida vegetal y animal. Pero solo recientemente se conocen los detalles de cómo funcionan estos relojes, gracias al trabajo del trío de ganadores de este año. Sus estudios, que se remontan a la década de 1980, explican cómo los ritmos circadianos se programan en las actividades genéticas de cada célula a nivel molecular.

Los investigadores se centraron en los ritmos circadianos de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), como un modelo para comprender ritmos similares en las células de otros organismos. Identificaron un gen específico en cada célula cuyas actividades oscilaron en un ritmo de 24 horas. Durante la noche, este gen codifica un tipo específico de proteína que se acumula en la célula. Alcanza un punto alto al comienzo del día, después del cual el gen se apaga y la proteína se disuelve lentamente, alcanzando un punto bajo al comienzo de la noche cuando el proceso se repite. Según los ganadores del premio de este año, el ciclo de retroalimentación que involucra este gen específico es una parte clave del cronómetro interno autosostenido que da forma al funcionamiento de todos los organismos biológicos, desde las moscas hasta los humanos.

El comité que decide el premio de cada año dejó en claro en su declaración que el trabajo de Hall, Rosbash y Young tiene una relevancia importante para la práctica médica y el bienestar social:

"Nuestro bienestar se ve afectado cuando hay una falta de coincidencia temporal entre nuestro entorno externo y este reloj biológico interno, por ejemplo, cuando viajamos a través de varias zonas horarias y experimentamos 'jet lag'. También hay indicios de que la desalineación crónica entre nuestro estilo de vida y el ritmo dictado por nuestro cronometrador interno se asocia con un mayor riesgo de diversas enfermedades ".

La mayoría de los comentaristas del premio 2017 han resaltado este último punto, sobre el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad. Los ritmos circadianos influyen en el cuerpo humano de muchas maneras: a través de los niveles hormonales, el metabolismo, la temperatura y, por supuesto, el ciclo de sueño / vigilia. Las interrupciones en el reloj biológico, ya sea por comportamiento (por ejemplo, viajar a través de varias zonas horarias) o mal funcionamiento interno (por ejemplo, una mutación genética), pueden conducir a una variedad de problemas de salud graves, como diabetes, obesidad, cáncer, enfermedad cardiovascular, depresión , trastorno bipolar, defectos de memoria, Alzheimer y trastornos por déficit de atención.

La esperanza es que cuanto más aprendamos sobre los mecanismos elementales de los ritmos circadianos, mejor podremos tratar estos problemas y evitar que ocurran en primer lugar. La investigación adicional en cronobiología puede mostrarnos que hay momentos mejores y peores del día para someterse a una cirugía, tomar un medicamento o participar en una sesión de psicoterapia.

También puede brindarnos nuevos conocimientos sobre los ritmos, ciclos y patrones recurrentes del sueño humano. Cualquier cosa que arroje nueva luz sobre el sueño tiene el potencial de arrojar nueva luz sobre los sueños, ya que el sueño surge naturalmente del estado de sueño. La ubicuidad de los sueños en la experiencia humana a lo largo de la historia registrada, en culturas de todo el mundo, sugiere fuertemente que es un fenómeno profundamente enraizado en nuestra herencia evolutiva. Este argumento se vuelve aún más fuerte cuando se toman en cuenta los hallazgos de los ganadores del Premio Nobel de 2017, que los ritmos circadianos que guían nuestros comportamientos de vigilia y sueño están genéticamente codificados en cada célula de nuestro cuerpo. Ya no puede haber ninguna duda de que el sueño es una característica absolutamente vital de una vida humana sana. El estudio de los sueños puede basarse en esta sólida base en biología evolutiva para explorar con más detalle qué es exactamente lo que está sucediendo en la mente y el cuerpo durante el sueño, que contribuye de manera tan poderosa a la salud humana.