Guías imperfectas para vivir: nuestras cinco preocupaciones principales

Todos los días enfrentamos decisiones que ayudan a determinar cómo se verá el mañana, para nosotros y para los demás también.

En mi trabajo como psicóloga clínica, social y política, he descubierto que las decisiones que tomamos están influenciadas poderosamente por cinco preocupaciones básicas . Estas preocupaciones giran en torno a cuestiones de vulnerabilidad , injusticia , desconfianza , superioridad e impotencia . Su impacto se siente en casi todos lados: en el hogar, en el trabajo, en la comunidad, en la política e incluso en las relaciones internacionales.

De particular importancia, estas cinco preocupaciones moldean nuestras percepciones y acciones al servir como guías persuasivas pero imperfectas para el mundo que nos rodea. En nuestra búsqueda de un cambio personal y social positivo, ambos pueden iluminar el camino hacia adelante y llevarnos lejos por mal camino. Lamentablemente, con demasiada frecuencia no reconocemos la diferencia. Consideremos brevemente cada uno a su vez.

Vulnerabilidad

Las preocupaciones sobre la seguridad son fundamentales para la forma en que evaluamos nuestras circunstancias. Esto no es sorprendente. La supervivencia es una primera prioridad obvia; sin ella, nada más sería posible. Por lo tanto, los esfuerzos para protegernos a nosotros mismos y a las personas y grupos que nos importan son el foco principal de nuestra atención.

Sin embargo, no somos particularmente buenos para hacer juicios sobre el riesgo. Como resultado, rutinariamente descubrimos demasiado tarde que se desperdiciaba tiempo y recursos valiosos en precauciones innecesarias, y las oportunidades prometedoras se descartaban a medida que construíamos defensas contra amenazas fantasmas. Por supuesto, estas lecciones son difíciles de aplicar porque también hemos aprendido que el hecho de no ejercer la debida precaución puede tener efectos devastadores. De hecho, "mejor prevenir que lamentar" es una filosofía que ha salvado innumerables vidas.

Injusticia

Nos sentimos profundamente afectados por las percepciones de injusticia, tanto en nuestras vidas personales como en los archivos adjuntos de nuestro grupo. La mayoría de nosotros reaccionamos ante los malos tratos percibidos con enojo y resentimiento, así como con el deseo de corregir los errores y castigar a los que consideramos responsables.

Pero, de nuevo, nuestros juicios son falibles, en ambas direcciones. En algunos casos, nuestras percepciones de irregularidades son erróneas, como cuando confundimos lo que es injusto con lo que es meramente desafortunado, o cuando culpamos a las personas equivocadas por la adversidad que enfrentamos. Y luego, en otras ocasiones, somos demasiado lentos para reconocer la legitimidad de los agravios de otra persona, o para responsabilizar a aquellos cuyos actos injustos causaron un gran sufrimiento.

Desconfianza

Tendemos a dividir el mundo en personas que consideramos dignas de nuestra confianza y aquellas a las que vemos con dudas y sospechas. Al hacerlo, esperamos elegir a nuestros aliados sabiamente, evitando el daño de aquellos que tienen intenciones hostiles o simplemente son poco confiables.

Sin embargo, aquí también, los errores son comunes. Actuando sobre la base de información que a menudo es incompleta y poco confiable, con frecuencia confundimos a amigos potenciales con enemigos y como resultado no buscamos vías importantes para la colaboración. Pero, al mismo tiempo, todos estamos muy familiarizados con las dolorosas consecuencias que pueden derivarse de la credulidad de depositar nuestra fe en personas que abusan de nuestra confianza para sus propios fines egoístas.

Superioridad

Somos rápidos en compararnos con otras personas y grupos. En muchos casos, esperamos confirmar o demostrar que somos mejores de alguna manera importante, tal vez en nuestros logros, nuestros valores o nuestro destino. Y para reforzar esta autoimagen positiva, a veces elegimos enfocarnos en lo que consideramos peor para los demás.

Pero estos juicios pueden resultar problemáticos. Percibir a los demás como inferiores a menudo conduce a un conflicto destructivo, mientras que las convicciones narcisistas de superioridad preparan el terreno para los actos de abuso y humillación que van en contra de la decencia humana básica. Al mismo tiempo, el orgullo excesivo y el exceso de confianza tienden a alentar peligrosas extralimitaciones que pueden producir resultados personalmente desastrosos.

Impotencia

Nos esforzamos por evitar la experiencia de impotencia al hacer nuestro mejor esfuerzo para controlar los eventos importantes en nuestras vidas. Pero cuando creemos que nuestros esfuerzos son inútiles, la desesperación y la resignación pueden abrumar rápidamente nuestro compromiso y motivación para buscar el cambio.

Una vez más, nuestras percepciones pueden llevarnos por mal camino. En algunas situaciones, los reveses repetidos nos hacen abandonar nuestras metas prematuramente. Perdemos de vista el progreso ya realizado y descontamos la probabilidad de futuros avances. Por otro lado, hay momentos en los que sobreestimamos en gran medida nuestras capacidades. Como resultado, podemos perseverar obstinadamente con estrategias improductivas cuando sería mucho mejor seguir rutas alternativas.

En la plaza pública

Una arena crítica en la que estas cinco preocupaciones ocupan un lugar central repetidamente es en los debates de política pública de hoy. La guerra, el cuidado de la salud, la inmigración, los derechos de los trabajadores, el cambio climático y los impuestos son solo algunos ejemplos que rápidamente vienen a la mente.

En este contexto, las personas y los grupos a menudo destacan específicamente los problemas de vulnerabilidad, injusticia, desconfianza, superioridad e impotencia cuando apelan a nuestro apoyo y nuestro voto. Este enfoque puede ser altamente efectivo y completamente legítimo, si el objetivo es avanzar en nuestro bienestar colectivo y los fundamentos de una sociedad justa.

Pero nuestra susceptibilidad natural a estos llamamientos significa que debemos trabajar especialmente duro para resistir las propuestas bien elaboradas y comercializadas por expertos diseñadas en lugar de avanzar los intereses estrechos y egoístas de sus poderosos defensores.

Nuestro desafío clave, entonces, es reconocer la diferencia.