Los padres saben que la hora de acostarse puede ser uno de los momentos más desafiantes del día, especialmente para los niños pequeños. Los bebés lloran y se aferran. Los niños pequeños negocian, se paran y se derriten cuando las cosas no salen como deben. Al final de un largo día, puede ser tentador dejar que la hora de acostarse ocurra siempre que sea y como sea, dejando ir la consistencia y la rutina por el bien de la paz, la tranquilidad y la calma.
Pero una hora de acostarse regular es importante. Fomenta el sueño saludable e independiente en los niños pequeños. Les permite a los niños obtener la cantidad de horas de sueño que necesitan todas las noches. Y una nueva investigación sugiere que una hora de acostarse constante es importante para el desarrollo cognitivo de los niños, con efectos que pueden durar más allá de los primeros años de vida.
Un estudio realizado en el Reino Unido indica que la falta de consistencia a la hora de acostarse puede tener consecuencias negativas para el desarrollo cognitivo en niños a la edad de 7 años. Los científicos del University College London utilizaron datos del Millennium Cohort Study, un desarrollo a largo plazo a gran escala estudio de 19,000 niños en el Reino Unido. Para su estudio sobre la influencia de la hora de acostarse en el desarrollo cognitivo, los investigadores incluyeron datos sobre 11.178 niños, todos de 7 años. Compararon las historias de las horas de acostarse de los niños a las edades de 3, 5 y 7 con los puntajes de las pruebas tomadas a los 7 años en lectura, matemáticas y conciencia espacial. Los investigadores encontraron enlaces entre horas de acostarse irregulares y puntajes de prueba más bajos:
Este estudio es significativo en parte porque examina el momento del sueño, no la cantidad o calidad del sueño. La consistencia es un aspecto importante de las rutinas saludables del sueño en todas las edades, lo que ayuda a fortalecer los ritmos circadianos y asegura el tiempo suficiente para dormir. Este estudio sugiere que la consistencia durante estos primeros años de desarrollo es crítica y puede tener consecuencias que van más allá de la primera infancia. Hemos visto una gran cantidad de evidencia en los últimos años de que los problemas del sueño en los niños muy pequeños se asocian con efectos negativos sobre el desarrollo cognitivo, emocional, conductual y social:
Los bebés y niños hasta la edad de 3 requieren una gran cantidad de sueño, más de 12 horas por día, incluidas las siestas. El sueño es fundamental para el desarrollo físico, mental, intelectual y emocional, todo lo cual está sucediendo a un ritmo vertiginoso durante estos primeros años. Como indica esta última investigación, además de la duración del sueño, el momento del sueño y la consistencia de los hábitos de sueño de los niños pequeños también hacen una diferencia en el desarrollo saludable de los niños. A los 6 meses, los ritmos circadianos de los bebés se han establecido y son fisiológicamente capaces de dormir toda la noche. Una rutina de sueño para niños de esta edad no solo es posible, sino que también es importante para el desarrollo a largo plazo.
Desarrollar rutinas consistentes para la noche y dormir a la cama generalmente funciona mejor cuando los padres comienzan esta práctica temprano, dando a los niños la oportunidad de aceptar el horario nocturno como una parte no negociable de la vida cotidiana. Estas rutinas de sueño tempranas no solo son buenas para la paz y la armonía en el hogar. También son un factor clave de importancia en el desarrollo, rendimiento y éxito de un niño en los años venideros.
Dulces sueños,
Michael J. Breus, PhD
El Sleep Doctor ™
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