Los cuatro movimientos básicos para fortalecer el enfoque

Estás al teclado con una tarea apremiante, por ejemplo, centrada en un informe que tienes que terminar hoy, cuando de repente aparece una ventana emergente o melodioso. Tiene un mensaje.

¿Qué haces? Quédate con esa tarea urgente? ¿O verifica ese mensaje?

La respuesta a ese dilema estará determinada por una tira de neuronas en la corteza prefrontal, justo detrás de la frente, el centro ejecutivo de su cerebro. Uno de sus trabajos es resolver esos conflictos y administrar sus prioridades en general.

La capacidad de permanecer concentrado en lo que estás haciendo e ignorar las distracciones cuenta entre las habilidades más básicas en la caja de herramientas mental de cualquier persona.

Llámalo foco.

Cuanto más enfocados estemos, más exitosos podremos ser en lo que hagamos. Y, a la inversa, cuanto más distraídos, menos bien hacemos. Esto aplica en todos los ámbitos: deportes, escuela, carrera.

El enfoque es el ingrediente oculto en la excelencia, "oculto" porque normalmente no nos damos cuenta. Pero al carecer de foco, es más probable que vacilemos en lo que hagamos. Una prueba de cuán concentrados son los atletas universitarios, por ejemplo, predice su rendimiento deportivo el siguiente semestre. Una mente errante, muestran los estudios, perfora agujeros en la comprensión de los estudiantes de lo que estudian. Y un ejecutivo me dice que cada vez que encuentra que su mente vagó durante una reunión, se pregunta qué oportunidades se ha perdido.

La capacidad de concentración es como un músculo mental. Cuanto más lo resolvamos, más fuerte se vuelve, al igual que usar un Cybex en el gimnasio para esculpir pectorales.

En una investigación en la Universidad de Emory por Wendy Hasenkamp, ​​imaginó el cerebro de voluntarios mientras prestaban atención a su aliento. No intentaron controlar su respiración de ninguna manera, sino que simplemente se concentraron en su flujo natural.

Ella descubrió que hay cuatro movimientos básicos en el entrenamiento de la mente para enfocar la atención:

1) Lleva tu atención a tu aliento.

2) Observe que su mente se ha desviado.

3) Desconéctate de ese tren de pensamiento.

4) Devuelve tu atención a la respiración y mantenla allí.

Y la próxima vez que su mente se distraiga y advierta que está pensando, por ejemplo, en su almuerzo en vez de en su aliento, repita esa representación mental básica nuevamente. Y otra vez.

Esa es la manera de fortalecer los circuitos del cerebro, centrados en la corteza prefrontal justo detrás de la frente, que tanto pone su atención donde usted quiere que vaya, y la trae de vuelta cuando se va.

Pero esta rutina mental aparentemente simple es engañosa: parece más fácil de lo que realmente es. Pruébalo por un minuto, y si eres como la mayoría de nosotros, inevitablemente encontrarás que tu mente se distrae pensando en otra cosa. Y esos pensamientos son seductores.

Se requiere atención plena, una atención activa para darse cuenta de que su mente se ha desviado, y un esfuerzo mental para terminar esa ensoñación y volver a la respiración.

Pero este entrenamiento mental, si se hace con regularidad y persistencia, hará que sea más fácil mantener el foco donde lo necesita.

Y eso lo ayudará a postergar la verificación de ese mensaje hasta más tarde, para que pueda completar ese informe ahora.