¿Pueden los malos sueños predecir una enfermedad demencial?

El trastorno del sueño puede ser uno de los primeros signos de trastorno neurodegenerativo, incluida la enfermedad de Alzheimer temprana (EA). Sabemos, por ejemplo, que el trastorno de conducta REM (RBD, por sus siglas en inglés) puede preceder a un trastorno de demencia por varios años. RBD implica la actuación de los sueños mientras aún está dormido. El soñador puede estar completamente convencido de que él y su compañero de cama están bajo el ataque de un intruso violento y, por lo tanto, el soñador puede patear, luchar y literalmente escupir mientras aún está dormido. Si usted o alguien que conoce experimentan sueños como estos, puede valer la pena contactar a un especialista en sueño para un chequeo para descartar un proceso de enfermedad.

Sabemos que el trastorno cognitivo leve a menudo precede a un proceso completo de demencia durante algunos años antes del inicio de esa enfermedad demencial. Si la alteración significativa del sueño pudiera identificarse con precisión y facilidad en personas con deterioro cognitivo leve (DCL), es posible disminuir la conversión a EA y otras demencias mediante el tratamiento del trastorno del sueño. El signo más sensible del trastorno del sueño a veces puede ser un sueño, o es un sueño extraño o inquietante.

Las alteraciones clínicamente significativas del sueño (y posiblemente del sueño) están realmente presentes en el 14% al 59% de las personas con deterioro cognitivo leve (DCL) (Beaulieu-Bonneau y Hudon, 2009), dependiendo de cómo se mide la alteración del sueño. Además, las alteraciones del sueño en MCI parecen estar significativamente correlacionadas con varios tipos de deterioro cognitivo en los dos principales subtipos de MCI: amnésico (aMCI) y no amnésico (naMCI) (Beaulieu-Bonneau y Hudon, 2009). Lamentablemente, estos datos se basan en solo unos pocos estudios (N = 20 estudios), de los cuales solo tres emplearon medidas objetivas de la calidad del sueño. Ninguno de estos estudios tampoco analizó los sueños de pacientes con MCI.

La escasez de estudios sobre el sueño y los sueños en individuos con DCL no es sorprendente dados los formidables problemas logísticos de reclutar un número adecuado de individuos con subtipos de DCL y de medir objetivamente las funciones del sueño en estos individuos. Lo que se necesita en este punto es un estudio con la potencia adecuada de los procesos de sueño y sueño medidos subjetivamente y objetivamente en los dos subtipos principales de DCL.

Si podemos extrapolar de lo que sabemos de los sueños en personas con RBD, ¿qué podemos esperar sobre el contenido de los sueños en personas con MCI? Como mínimo, podemos esperar niveles elevados de agresión (tanto por y contra el soñador) en relación con los controles de la misma edad, así como una mayor cantidad de imágenes extrañas. Una vez más, estas ideas deben probarse y volverse a analizar antes de que puedan usarse para ayudar a predecir el riesgo de DCL o demencia.

Referencia
Beaulieu-Bonneau S, Hudon C. Disturbios del sueño en adultos mayores con deterioro cognitivo leve. Int Psychogeriatr 2009 21 (4): 654-66.