Cuando buscar placer se convierte en dolor emocional

Fotolia, used with permission
Fuente: Fotolia, utilizada con permiso

Ayer caminaba por la manzana con mi hija, con una taza de té en la mano. Mientras sorbía mi té, sentía el aire fresco y fresco en mi cara y escuchaba la hermosa voz de mi hija, sentí alegría. Experimenté todo como maravilloso y pacífico; aquí fue un momento verdaderamente perfecto. Pero a medida que nos acercábamos a casa, de repente mi sentido de estar feliz en el presente me dejó. Anhelaba que la caminata continuara. Ingresamos a nuestro edificio porque tenía una conferencia telefónica programada, pero seguía pensando cómo me había sentido unos minutos antes. Ya no sentía paz ni alegría y ahora estaba sintiendo una punzada de tristeza. Quería continuar el placer de caminar a casa con mi hija en vez de volver al trabajo.

No hay nada de malo en los deseos y la búsqueda de placer; es perfectamente normal querer cosas y experiencias maravillosas. La mayoría de nosotros nos comprometemos diariamente a buscar placer de una manera u otra. Podemos buscarlo a través del trabajo, los deportes, los pasatiempos, ayudar a otros, participar en el aprendizaje u otras actividades especiales. Pero anhelo de repetir una experiencia que ya ha sucedido es un tipo de búsqueda de placer que puede hacernos sentir miserables. Nuestras mentes se vuelven tan centradas en repetir una experiencia pasada -incluso una que sucedió solo cinco minutos antes- que no podemos apreciar el nuevo momento en el que estamos.

Mi ejemplo es un momento simple con mi hija que resultó en un leve descontento emocional que persistió durante la tarde. Es similar a cuando nos decepciona que nuestra noche fuera con amigos no haya sido tan divertida como "usual" o que una comida no sea tan buena como recordamos. Estos no son eventos que arruinan nuestras vidas, pero sí amortiguan el momento presente, ya que siempre lo estamos comparando con "lo bueno que fue la última vez". El dolor emocional puede aumentar mucho en situaciones más complejas, como una relación pasada, un trabajo experiencia o elogios de nuestros pares. Nuestras mentes pueden estar tan ocupadas con pensamientos de placeres o logros pasados ​​que no nos presentamos con una mentalidad clara en el próximo y nuevo momento. Sin siquiera darnos cuenta, el anhelo de recrear el pasado puede convertirse en nuestro enfoque y nuestro objetivo, en lugar de buscar formas nuevas y creativas de encontrar la alegría.

Así que la próxima vez que su mente empiece a desear recrear una experiencia que ya pasó, intente respirar profundamente y guíese al momento en que se encuentra. Vivir en el presente proporciona la percepción instantánea de la maravilla y es su gran disfrute. Cuando experimentamos cosas buenas sin desear que la experiencia se repita, sufrimos menos dolor y miedo, y aumentamos el potencial para una alegría duradera y un mayor éxito.

Por supuesto, podemos hacer planes y tener objetivos similares a los que ya hemos disfrutado o alcanzado, pero para evitar ese doloroso anhelo y no limitar nuestro potencial actual, debemos dejar de lado las expectativas y los apegos a las experiencias pasadas. Trate de permitir que cada nuevo momento le ofrezca un nuevo comienzo y permanezca receptivo a la posibilidad de disfrutarlo nuevamente. Como se dice, ¡no podemos entrar en el mismo río ni beber dos veces la misma taza de té!

Quién sabe, cuando sueltas el deseo de revivir experiencias pasadas, ¡PUEDE que en el momento en que estés te sorprenda y te traiga más alegría y paz de lo que jamás hubieras imaginado!