Hacia dónde va el tiempo del Clima de Wuthering

El otoño ha comenzado, los días son más cortos, las hojas ocupan un lugar más prominente fuera de la puerta principal. La idea del enfoque de invierno cruza la mente; y para algunos de nosotros, el espectro de más dolor musculoesquelético comienza su inquietud anual.

Pero, ¿deberíamos creer en los fantasmas del dolor crónico?

Según un estudio australiano publicado hace unos meses en la revista "Arthritis Care & Research", los factores climáticos como la temperatura, la humedad, la presión barométrica y la precipitación no aumentan el riesgo de un episodio de dolor lumbar. Las velocidades de viento más altas también produjeron efectos mínimos. Todos hemos visto las películas antiguas, donde la abuela siente que su "reumatismo" empeora cuando una tormenta está en camino. Y aunque esto podría funcionar en Turner Classic Movies, los resultados de este estudio concluyen que el clima puede no afectar los síntomas del dolor.

La población de estudio consistió en pacientes reclutados en clínicas de atención primaria en Sydney, Australia, que informaron episodios episódicos constantes de dolor de espalda. Los investigadores entrevistaron a los 993 pacientes reclutados para el inicio del dolor, datos demográficos y clínicos. El estudio se realizó entre octubre de 2011 y noviembre de 2012 con la ayuda de la Oficina de Meteorología de Australia. La oficina proporcionó datos sobre temperatura, humedad relativa, presión barométrica, velocidades del viento, direcciones y ráfagas, y precipitación durante ese período.

Comparando los parámetros climáticos durante las ventanas de tiempo de cuidado y control, los investigadores encontraron que no había asociación entre los factores climáticos y la aparición del dolor de espalda en los participantes del estudio. Si bien la mayor velocidad del viento y la velocidad de la ráfaga de viento proporcionaron un pequeño aumento en el riesgo de dolor de espalda, y aunque esto alcanzó significación estadística, se consideró que la magnitud del aumento no tenía significación clínica.

Los autores sí admitieron que posiblemente factores importantes como el tiempo pasado al aire libre, las temperaturas interiores y las actividades diarias no se tuvieron en cuenta en el análisis de los resultados del estudio. Sin embargo, en la actualidad, no hay evidencia derivada de una investigación sólida que respalde la creencia generalizada de que el clima afecta el dolor musculoesquelético. Sin embargo, hay evidencia de otras condiciones de salud: estudios previos cruzados de casos han demostrado que la exposición a temperaturas más bajas aumenta el riesgo de infarto de miocardio, mientras que temperaturas más altas y presiones más bajas conducen a un aumento en el riesgo de dolores de cabeza. Pero debe recordarse al lector que aún pueden existir otras afecciones musculoesqueléticas además del dolor lumbar que pueden verse afectadas por los parámetros meteorológicos.

Finalmente, la coexposición a múltiples desencadenantes (por ejemplo, otros factores físicos y meteorológicos) puede aumentar el riesgo de dolor de espalda más que la simple exposición a un desencadenante meteorológico aislado.

El clima exterior podría ser espantoso. Simplemente no lo sabemos con certeza.