Las etapas de ser un editor de libros de autoayuda: Etapa 2, el efecto de regalo de Navidad

Una vez que ha sido editor de libros de autoayuda durante varios meses, pasa de preocuparse por si tiene uno o más problemas de salud mental y comienza a preguntarse si los que lo rodean lo hacen. ¿Acaso la tía Martha no ha diagnosticado dolor complicado por la muerte del tío Harry? ¿Está deprimida la hermana Sue? Papá tiene un problema de ira? Está papá deprimido? ¿El hermano Bob siempre ha tenido un trastorno limítrofe de la personalidad, agravado por la ansiedad de mamá? ¿Niece Nelly tiene ADD? E incluso si no, ¿no podría beneficiarse de que sus padres impongan límites más fuertes? Oye, ¿no tenemos un libro para eso?

Ahora su pila de libros no está llena de libros que parezcan relevantes para su experiencia; están llenos de libros que parecen describir a las personas de tu mundo. Empieza a leer sobre estos otros trastornos y a considerar si tus amigos y familiares exhiben los síntomas. ¿Es el vaso de vino de mamá o dos en la cena un signo de un problema con la bebida? ¿Es el problema de su mejor amigo llegar a algún lugar a tiempo un signo de depresión? ¿La falta de habilidad de su novio para comprometerse con usted es una señal de que tiene problemas con la intimidad?

El problema obvio, por supuesto, es que no se puede dar exactamente a las personas que amas el libro como regalos que implican que tienen un problema de salud mental. Así que te sientas y miras la pila de libros, preguntándote cómo ponerlos en manos de las personas que realmente podrían tener un problema. Eventualmente, comprometes y obtienes libros para todos acerca de cómo ser más feliz, más en paz o menos estresado. Uno se imagina a todos, sin importar el problema con el que puedan tener problemas, quiere ser más feliz o estar más contento, y definitivamente menos estresado. Le das los libros de regalo: los lindos libros con imágenes de flores y hojas, y pequeños diseños en el interior. Los que dan instrucción de meditación y citas inspiradoras del Dalai Lama.

No le da los libros de autoayuda serios para las afecciones diagnosticables, aunque eventualmente terminará hablando su idioma y nunca podrá superar la propensión a diagnosticarse a sí mismo oa los demás.