Meditación y desarrollo moral.

Practicar la meditación puede ayudarnos a ser buenos.

Mike Austin, Canva

Fuente: Mike Austin, Canva

A menudo pensamos que la meditación es algo que puede ayudarnos a sentirnos mejor. ¿Pero sabías que también nos puede ayudar a ser mejores?

Si bien hay muchas formas de meditación, y no todas ellas pueden ayudarnos a desarrollar un buen carácter, hay al menos dos tipos que pueden.

La meditación de concentración es reflexión sobre uno mismo. En esta forma de meditación, estamos tratando de descubrir qué está sucediendo dentro de nosotros. Buscamos el autoconocimiento, la conciencia de nuestros sentimientos, impulsos, pensamientos y creencias. Por ejemplo, podríamos pensar en un momento en que estábamos impacientes y considerar qué conducía a ese comportamiento dentro de nosotros. O podríamos pensar en un momento en que fuimos pacientes, quizás incluso sorprendiéndonos, y concentrarnos en lo que dentro de nosotros podría haber conducido a esa respuesta virtuosa.

La meditación del discernimiento es diferente. Tiene un enfoque externo, más que interno. En pocas palabras, la meditación de la percepción es la meditación sobre la verdad. En este tipo de meditación, podríamos enfocarnos en alguna verdad sobre la sociedad, el mundo natural, la naturaleza humana, una verdad moral, o tal vez una verdad espiritual de algún tipo. Esto puede cambiarnos, ya que permitimos que nuestros corazones y mentes estén saturados de verdades significativas.

Estas formas de meditación nos pueden hacer mejores personas por muchas razones. Ayudan a crear nuevas creencias y deseos dentro de nosotros. También pueden reforzar nuestras creencias actuales. La meditación sobre la virtud de la compasión, por ejemplo, puede, con el tiempo, llevarnos a ser personas más compasivas. Nuestras reflexiones sobre la virtud nos hacen estar más atentos a las circunstancias en las que es necesario, y más propensos a mostrarlo a los necesitados.

La meditación, de esta y muchas otras formas, puede contrarrestar nuestros deseos disfuncionales. Puede cultivar estados mentales positivos y rasgos de carácter virtuosos, al tiempo que contrarresta los pensamientos y vicios negativos.

Referencias

James Gould, “Volviéndose bien: el papel de la práctica espiritual”, Philosophical Practice 1 (2005): 135-147.