No dejes que nadie arruine tu noche

¿Alguna vez te dices a ti mismo o escuchas a otros decir: "Me hizo sentir mal o arruinó mi noche"? Si la respuesta es sí, estás sufriendo innecesariamente al dejar que otros dicten cómo piensas, sientes y te comportas. La clave es tomar el control de estas áreas y la mejor manera de hacerlo es ponerse a cargo de pensar sobre su pensamiento. Tienes que empezar a decirte a ti mismo "¿Qué es lo que está pasando por mi mente en este momento?" Lo atrapante es prestar atención a cuando tu estado de ánimo comienza a tomar un giro descendente en dirección a la tristeza, ansiedad, miedo, frustración o irritabilidad. Si tiendes a ser el tipo de persona que es más consciente de las respuestas de tu cuerpo, entonces también puedes intentar prestar atención a tus pensamientos en lugar de directamente a las indicaciones de tu cuerpo. Esto se basa en uno de los principios principales de la terapia cognitiva, que es: su interpretación de las situaciones impacta directamente en cómo se siente, en las respuestas de su cuerpo y en la acción que realiza.

Tomemos ahora esa lección y aplíquela a una situación específica. Imagina que vas a una fiesta con tu pareja. Al regresar del baño, te acercas a tu pareja que parece absorta en una conversación con personas que no conoces. Te quedas quieto y esperas a que te presenten. Él no lo hace. En ese momento, comienzas a notar que tu corazón late un poco más rápido, los músculos de tu espalda comienzan a tensarse, y la tristeza se va apoderando mientras tomas lentamente tu bebida y escaneas la habitación buscando una estrategia de salida. Muchos pensamientos te pasan por la mente como: "Es tan grosero", "No me importa" y "No soy importante". Tu botón ha sido presionado y el tema de todos estos pensamientos está directamente relacionado con tu duda. de ser deseable.

No dejes que te presionen el botón sin echarle un vistazo. Tienes opciones y múltiples estrategias para hacer esto. Lo primero que puede hacer es examinar sus pensamientos preguntándose qué hechos, no sentimientos o interpretaciones, tiene que apoyar o desechar esos pensamientos. Recuerde que la vida no tiene lugar para suposiciones. En segundo lugar, pregúntese qué otras posibilidades podrían estar aparte de esos pensamientos. Por ejemplo, a su pareja siempre le cuesta recordar nombres o no sabía sus nombres o estaba esperando un buen momento para presentarle al grupo sin interrumpir a nadie. En tercer lugar, piense en lo que le diría a un amigo si estuviera pasando por esta situación exacta para ayudarlo a ganar algo de objetividad. En cuarto lugar, reconozca que puede actuar y no dude en presentarse o unirse a la conversación. Quinto, comprométase a sí mismo que está a cargo de sus pensamientos, estados de ánimo, respuestas corporales y acciones, en lugar de dejar que otros los regulen. Por último, elimine las dudas sobre si conoce sus desencadenantes, en este caso una situación social, y no deje que la inexacta duda lo paralice para que no reconozca todas las maravillosas cualidades que aporta a cada situación.