Suelta la autocrítica y descubre la autocompasión

¡Eres tan tonto! ¡Que perdedor! ¡Te ves como una vaca total en esos jeans!

¿Hablarías de esta manera a un amigo, o incluso a un extraño para el caso? Por supuesto no. (¡O al menos espero que no! ¡Si lo hace, por favor no me invite a su próxima cena!) Es natural que tratemos de ser amables con las personas que nos importan en nuestras vidas. Les hacemos saber que está bien ser humano cuando fallan. Les aseguramos nuestro respeto y apoyo cuando se sienten mal consigo mismos. Los confortamos cuando están pasando por tiempos difíciles. En otras palabras, la mayoría de nosotros somos muy buenos para ser comprensivos, amables y compasivos con los demás.

Pero, ¿cuántos de nosotros ofrecemos ese tipo de compasión a nosotros mismos?

Durante la última década he estado investigando sobre la autocompasión, y he descubierto que las personas que son compasivas consigo mismas son mucho menos propensas a estar deprimidas, ansiosas y estresadas, y es mucho más probable que sean felices y resistentes. y optimista sobre su futuro. En resumen, tienen una mejor salud mental.

Que tiene sentido. Cuando nuestra voz interna nos critica y regaña continuamente, terminamos sintiéndonos inútiles, incompetentes e inseguros, y muchas veces terminamos en ciclos negativos de auto sabotaje y daño a uno mismo. Sin embargo, cuando nuestra voz interior desempeña el papel de un amigo solidario, podemos -cuando notamos algún fallo personal- sentirnos seguros y lo suficientemente aceptados como para que nos veamos claramente y hagamos los cambios necesarios para que estemos más sanos y felices.

Pero, ¿qué es la autocompasión exactamente? Basándome en las escrituras de varios eruditos budistas, he definido la autocompasión como teniendo 3 componentes principales:

(a) autocomplacencia

(b) un sentido de humanidad común

(c) atención plena.

La autocomplacencia se refiere a la tendencia a ser comprensivo y comprensivo consigo mismo en lugar de ser duramente crítico o crítico. En lugar de adoptar un enfoque frío y rígido en tiempos de sufrimiento, la bondad propia ofrece alivio y bienestar para uno mismo. La humanidad común implica reconocer que todos los humanos son imperfectos, fallan y cometen errores. Conecta la propia condición defectuosa con la condición humana compartida para que se pueda tener una mayor perspectiva de las deficiencias y dificultades personales. La atención plena implica ser consciente de los sentimientos dolorosos de uno de una manera clara y equilibrada para que uno ni ignore ni se obsesione con los aspectos desagradables de uno mismo o de la propia vida. Los tres juntos se combinan para crear un estado de ánimo compasivo: una compasión que puede extenderse hacia el yo cuando el sufrimiento ocurre sin culpa propia, cuando las circunstancias externas de la vida son simplemente demasiado dolorosas o difíciles de soportar, o bien cuando nuestro sufrimiento proviene de nuestros propios errores, fallas o insuficiencias personales.

Gran parte de la investigación realizada sobre autocompasión ha utilizado la Escala de autocompasión que creé. Si desea probar su propio nivel de autocompasión y averiguar si necesita comenzar a ser más amable consigo mismo, vaya a: http://www.self-compassion.org/test_your_self-compassion_level.html

Una vez que haya descubierto qué tanto o tan poca autocompasión tiene, puede empezar a trabajar en cómo aplicarla, aumentarla u obtenerla en primer lugar. Si está interesado en hacerlo, también puede pedir mi nuevo libro "Autocompasión: deje de latir y deje atrás la inseguridad", que tiene docenas de ejercicios para aumentar la autocompasión.

En mi próximo blog, Self-Compassion and Motivation, aprenderás sobre el obstáculo más común para la autocompasión: la autocompasión confusa y la autoindulgencia. Por fin, podemos dejar de golpearnos y comenzar a ser amables con nosotros mismos. Como veremos, podemos ser mucho más eficaces cuando nos motivamos con amor y no con miedo.