5 formas en que la psicoterapia y la religión funcionan mejor juntas

Y por qué los religiosos sacan más provecho de la terapia.

Incrustar desde Getty Images

Durante generaciones, el campo de la psicoterapia se ha encerrado en una batalla despectiva con la religión. Los psicoterapeutas criticaron la religión como un pensamiento mágico, mientras que los líderes religiosos llamaron a los psicoterapeutas una blasfemia y quemaron sus libros.

Sin embargo, deje de lado sus diferentes marcos teóricos, y pronto descubrirá que la religión y la psicoterapia comparten muchos objetivos y valores comunes. Cuando los dos se unen para apoyarse mutuamente, los resultados positivos son innegables. De hecho, en mis veinticinco años como psicoterapeuta, he notado que las personas con prácticas espirituales sólidas y el apoyo de las comunidades religiosas, hacen más progreso en la terapia, en menos tiempo, que las personas que no se identifican como espirituales o religioso.

Pero antes de explorar las bases comunes de la terapia y la religión, debo aclarar que cuando me refiero a la religión, me refiero a las prácticas que enseñan el amor y la tolerancia mediante la creación de puentes entre personas diversas. No me refiero a las autoridades religiosas u organizaciones que promueven el odio y la división o que se adhieren a puntos de vista fundamentalistas que fomentan la violencia.

Aquí hay cinco formas en que la religión y la psicoterapia se complementan entre sí y por qué las personas religiosas tienden a sacar más provecho de la terapia:

1. Contemplación

La oración es una forma de meditación, una oportunidad de reservar tiempo para reflexionar sobre lo que realmente importa en la vida. En psicoterapia, los pacientes participan en un proceso similar, dejando de lado el tiempo para contemplar su historia, sus elecciones y considerar su viaje de una nueva manera. Tanto la terapia como la oración buscan engendrar ideales más elevados y una mayor atención.

2. Comunidad

Las comunidades religiosas y los servicios de psicoterapia brindan estructura, parentesco y aliento al tratar de fortalecer las conexiones saludables entre las personas, proporcionando redes humanas para la amistad y la camaradería, ofreciendo aliento y abogando por un comportamiento más consciente.

3. Servicio

Los trabajadores de salud mental y los funcionarios religiosos a menudo responden primero cuando ocurre una tragedia. Ellos ministran a los afligidos, heridos o traumatizados con cuidado y consideración, y brindan asistencia y consuelo cuando la gente más lo necesita.

4. Paz

Una creencia central de la psicoterapia y la religión es encontrar soluciones no violentas a los conflictos humanos. Ambos buscan fomentar la coexistencia pacífica ayudando a las personas a aprovechar su humanidad compartida, experiencias comunes, y en el proceso, descubrir el poder sanador del altruismo.

5. Autodisciplina

Cada práctica, religiosa o basada en terapia, requiere un compromiso continuo, como asistir a servicios religiosos semanales o citas de psicoterapia. Al fomentar la autodisciplina, podemos vencer los impulsos destructivos o las tentaciones en aras de lograr una forma superior de ser, un estado de iluminación o gracia. Sin tal autodominio, no hay felicidad duradera.

Trabajando juntos

Durante mis muchos años como psicoterapeuta, tuve el placer de trabajar al lado de budistas, ministros, sacerdotes y rabinos. Ni una sola vez ninguno de nosotros sentimos que estábamos en competencia o en conflicto el uno con el otro. Dejando de lado nuestras diferentes creencias, armonizamos en nuestra misión compartida: ayudar a los necesitados y elevar la conciencia de la humanidad.

Dedicado al padre Arcoleo de Our Holy Redeemer Church en Long Island, Nueva York. Un gran líder espiritual y organizador comunitario que siempre inspira.

Para obtener más información sobre libros y talleres, visite www.SeanGrover.com