Accidente vs. Choque

¿Cuándo debería reemplazarse la palabra "accidente" por "bloqueo"? En mi práctica como psicólogo clínico y forense especializado en traumas resultantes de choques vehiculares, a menudo utilizamos la palabra accidente para describir el evento. Sin embargo, a menudo el evento traumático no fue el resultado de comportamientos que no son intencionales en el sentido de que puede atribuirse algún nivel de negligencia personal. Tales comportamientos que podrían considerarse negligentes incluirían beber, drogarse, enviar mensajes de texto, exceso de velocidad y conducir mientras está fatigado.

La necesidad de utilizar la palabra bloqueo se destacó en una campaña de 1997 iniciada por la Administración Nacional de Seguridad de Tránsito para describir eventos de tráfico que pueden evitarse. La idea era asignar responsabilidad personal por los eventos de tráfico en los que el conductor decidió conducir mientras estaba incapacitado por el consumo de alcohol. No se consideró un accidente si alguien tomaba la decisión de beber y conducir y causaba que los vehículos se estrellaran.

He tratado a muchos pacientes que fueron víctimas de conductores ebrios. A menudo, estos pacientes sufrieron lesiones físicas y psicológicas severas como resultado del accidente. Las lesiones psicológicas se complicaron con frecuencia por el conocimiento de que el evento podría haberse evitado si el conductor que los golpeó no hubiera tomado la decisión de beber y conducir. La cuestión de la evitabilidad y la culpabilidad generalmente juega un papel importante en la mente de la persona lesionada. En muchos de mis pacientes lesionados por conductores ebrios, sus vidas han cambiado y se han alterado permanentemente. Algunos viven en dolor físico y emocional crónico que padecen condiciones como trastorno de estrés postraumático, trastorno de pánico, agorafobia, trastornos del sueño y ansiedad y depresión graves. Un paciente no ha estado libre de dolor durante veinticinco años desde que un adolescente intoxicado se estrelló contra ella causándole lesiones físicas y psicológicas masivas. El hecho de que la adolescente haya muerto ha complicado aún más su recuperación psicológica.

La conclusión es que la mayoría de los accidentes automovilísticos se pueden evitar al reducir o eliminar los comportamientos que ponen en riesgo a los conductores. Gracias a organizaciones de base como Mothers Against Drunk Driving y Families for Safe Streets y su obstinado trabajo legislativo y de relaciones públicas, la conciencia pública ha crecido, las leyes se han vuelto más estrictas y, como resultado, estamos algo más seguros cuando conducimos. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer, y debemos comenzar examinando nuestros propios hábitos de manejo para eliminar los comportamientos de riesgo.