Cinco maneras sencillas de comenzar a comunicarse más conscientemente

No es solo lo que dices, es cómo lo dices.

Si alguna vez ha practicado la atención plena, probablemente ya esté al tanto de los muchos beneficios que ofrece para el profesional dispuesto y dedicado. Cuando nos abrimos a esta práctica, creamos el potencial para que nuestras vidas se transformen en formas que puedan parecer sutiles, pero que realmente alteran la vida. Aunque muchos de los beneficios de la atención plena son personales e internos (concentración mejorada, mayor sentido de conciencia, mayor paciencia y estados duraderos de tranquilidad, por nombrar algunos), algunos aspectos importantes de la práctica también pueden afectar positivamente nuestra experiencia externa. Tomemos la comunicación, por ejemplo. Usar la atención plena en nuestra comunicación con los demás puede mejorar nuestras relaciones y ayudarnos a navegar incluso en las conversaciones más difíciles.

Si ya tienes la práctica de cultivar la atención plena, solo necesitarás un poco de intención para comenzar a aplicarla a tu comunicación. Si aún no has desarrollado una práctica de atención plena, es un buen lugar para comenzar. En caso de que el concepto no sea claro, la atención plena es esencialmente una práctica de prestar atención, a propósito, en el momento presente, con un espíritu de conciencia, aceptación y no juzgar. La atención plena se puede cultivar a través de la práctica formal de meditación, o por sí sola a lo largo del curso de su día. Al centrar su atención en lo que está experimentando en el momento, y dejar que los pensamientos entren y salgan de su conciencia en lugar de alejarlo, comienza a flexionar un músculo mental que puede ayudarlo a crear transformaciones radicales en su vida.

Cuando se trata de comunicación, hay cinco pasos simples que puede seguir para lograr una mayor atención y relacionar las palabras que dice con el significado que desea transmitir.

1. Establecer un compromiso claro.

Cuando nos comunicamos con los demás, especialmente si esa comunicación incluye diferencias de opinión o requiere alguna vulnerabilidad, puede ser fácil perder de vista nuestra intención. Por eso es tan importante hacer un compromiso claro con usted mismo que pueda atraer su atención y ayudarlo a mantenerse concentrado mientras navega por la conversación. Pregúntese: “¿Qué me comprometo a crear en esta conversación?” Luego, sea cual sea su respuesta: “conexión”, “claridad”, “comprensión”, etc., asegúrese de que sus palabras estén alineadas con ese compromiso en particular.

2. Elija sus palabras con cuidado.

Es fácil quedar tan atrapado en nuestro deseo de ser escuchado que perdemos de vista lo que realmente queremos decir. Hablar sin pensar de esta manera puede alejarnos de lo que realmente queremos expresar, o hacer que otros nos desconecten. La intención, una de las piedras angulares de la atención plena, es un largo camino cuando nos estamos comunicando. Una vez que tenga claro el mensaje que desea transmitir, tenga mucho cuidado al elegir las palabras que transmitan ese mensaje directamente, ni más ni menos. Mahatma Gandhi es conocido por decir: “Habla solo si mejora el silencio”. Este es un recordatorio útil para mantener tu mensaje directo y al grano. Diga lo que quiere decir, diga lo que dice y no tenga miedo del silencio. A veces, esas pausas son exactamente lo que la otra persona necesita para procesar lo que has dicho y responder con atención a cambio.

3. Escucha con todo lo que tienes.

No importa cuán elocuentes seamos, nuestra capacidad para comunicarnos es tan buena como nuestra capacidad para escuchar. Es en la escucha, de hecho, que la atención plena se vuelve más significativa e impactante. A menudo, cuando alguien nos habla, entramos en nuestra mente y empezamos a preparar nuestra respuesta. Pero no hay forma de estar plenamente presentes ante lo que se nos dice si estamos ocupados pensando en lo que diremos a continuación. Trata el acto de escuchar como una verdadera práctica de atención plena. Permita que su atención descanse completamente en las palabras que se le dicen; y cada vez que tus pensamientos amenacen con alejarte, regresa suavemente al acto de escuchar y centra tu conciencia allí de nuevo.

4. Deja que la conexión sea tu guía.

La comunicación es mucho más que las palabras que se intercambian entre dos o más personas; Incluye lenguaje corporal, tono de voz, sincronización y mucho más. Tener esto en mente puede ayudarnos a llevar toda nuestra presencia y conciencia a nuestras conversaciones, lo que nos permite comunicarnos con claridad y ser receptores fundados y elegantes de lo que otros nos comunican. A medida que se involucra en el acto de comunicación, practique sintonizarse con la otra persona. Elimina las distracciones y permítete conectarte completamente. Hacer esto te ayudará a responder más efectivamente a lo que realmente se expresa.

5. No te olvides de respirar.

En la práctica de la atención plena, la respiración es una de nuestras herramientas más poderosas. Nos ayuda a salir de nuestras cabezas y entrar en nuestra experiencia; nos mueve más allá de la impulsividad hacia la intencionalidad. Cuando se comunique con otros, establezca un punto para conectarse con la respiración y úselo como una forma de ayudarlo a realizar los cuatro pasos anteriores. Se sorprenderá de lo mucho más conectado y claro que puede estar en el otro lado de una sola respiración profunda e intencional.

La comunicación efectiva es una habilidad valiosa que requiere esfuerzo, intención y mucha práctica para cultivar. Al llevar la práctica de la atención plena del cojín de la meditación a sus conversaciones diarias, se convertirá en un mejor comunicador y enriquecerá sus relaciones en el proceso.