De Daydreamers, Pain y Gray Matter

En un artículo que estará en la revista Pain , el autor principal del Wake Forest Baptist Medical Center informa que la sensibilidad de un individuo al dolor parece estar relacionada en cierta medida con la cantidad de materia gris en ciertas áreas del cerebro.

Los investigadores llegaron a esta conclusión después de analizar datos de diez estudios previos, que involucraron a 116 sujetos que se sometieron a las mismas pruebas sensoriales: los sujetos calificaron la intensidad del dolor cuando una pequeña mancha de piel en el brazo o la pierna se calentó a 120 grados Fahrenheit; La resonancia magnética (MRI) del cerebro se realizó en estos sujetos dos días después. Los investigadores no buscaban cambios agudos en la actividad cerebral en respuesta a estímulos dolorosos; más bien, intentaban observar evidencias de variaciones estructurales que habrían estado presentes a lo largo del tiempo, con el objetivo final de correlacionar la sensibilidad al dolor con la estructura del cerebro.

En otras palabras, ¿hay cierta apariencia en la anatomía del cerebro, cuando el cerebro NO está experimentando dolor, que nos permitirá predecir qué tan sensible es la persona dueña de ese cerebro para un estímulo doloroso?

De hecho, el sujeto que tenía las clasificaciones de intensidad de dolor más altas tenía menos materia gris en las siguientes áreas del cerebro: la corteza cingulada, el precúneo y ciertas secciones de la corteza parietal posterior. Es de destacar que estas son áreas del cerebro que contribuyen a los pensamientos internos y al control de la atención: trabajando en conjunto, estas regiones del cerebro se asocian con pensamientos de flujo libre que experimentan los soñadores del mundo.

Entonces, los sueños parecen competir con la actividad cerebral que genera lo que los humanos experimentamos como dolor. Los individuos que sueñan despiertos tendrían menos sensibilidad al dolor. El dolor debe competir con soñar despierto.

Pero ten cuidado con lo que deseas: en el caso de dolor agudo, es bueno ser muy consciente de ello, para que no pierdas el tiempo al alejarte del cactus en el que te caíste mientras caminabas. Por el contrario, alguien con dolor crónico probablemente preferiría no detenerse en su existencia. Se trata de preocupación, el cerebro ignorando una cosa para enfocarse en otra.

Sí, el dolor siempre será bueno para captar nuestra atención, pero podemos modular esta sensibilidad al dolor utilizando nuestros cerebros para llevar nuestros pensamientos a un lugar menos doloroso. Una vez más, se recurre al poder de la meditación y la atención plena. Más que solo un aparte, debe tenerse en cuenta que las personas que meditan a largo plazo han demostrado tener más materia gris en aquellas áreas del cerebro asociadas con la sensibilidad al dolor.

Los profesionales de la salud deben considerar estas correlaciones entre la anatomía y la cognición, ya que algunos pacientes que están al inicio del estudio menos sensibles al dolor pueden estar sobremedicados y, por lo tanto, en riesgo de todos los problemas asociados, incluida la adicción y la posibilidad de vida efectos secundarios amenazantes. La identificación de tales pacientes podría permitir una minimización de las dosis de medicación. Mientras tanto, se podrían administrar más medicamentos a aquellas personas que sí tienen la mayor sensibilidad inherente al dolor.

En la actualidad, los pacientes a menudo reciben medicamentos en función de su peso corporal. Algún día, los medicamentos podrían dosificarse según la cantidad de materia gris.

Sueños agradables. ¿Quién dice que el tamaño no importa?