La familia y la adicción

Las familias ya son lo suficientemente duras. Cuando se trata de adicciones y familias, puede ser un marasmo importante. Desenredar los triángulos de familias adictas puede ser un trabajo de tiempo completo. Como uno crece en una familia con una historia y una realidad presente, cuando era niño, el principal marco de referencia es la constelación familiar y la cultura que la acompaña. Rara vez se cuestiona, incluso en la rebelión de los adolescentes, que es solo una reacción a lo que ha sido.

Todos los días hablo con individuos que están en la cincuentena y me imagino que la mitología y la cultura de su juventud no les sirven. Las lealtades y la dinámica de su familia de origen, que ahora se repiten en sus vidas personales y en sus familias, son defectuosas e indignas de confianza. Este es un trauma que deja a algunas personas sintiéndose vacías, solas y en el espacio.

Cuando se observa esta traición existencial, la tendencia es aislarse de la familia debido a la sensación de que el bagaje emocional de la familia es demasiado fuerte. Desafortunadamente, el corte hace que uno repita los patrones del pasado ya que los problemas que causaron la angustia emocional no están resueltos.

Las personas que sufren de adicción pierden el tiempo que han pasado bajo la influencia y no pueden hacer el trabajo emocional necesario para individualizarse y crecer durante los momentos de adicción activa. El fenómeno del "tiempo perdido" crea problemas importantes en las familias porque todos están en una distorsión del tiempo diferente.

El ejemplo que viene a la mente son los intentos de la persona adicta de reunirse con la familia después de estar sobrio. Clásicamente, el individuo que es nuevo en la sobriedad y la recuperación está tratando de "permanecer en el presente". Los otros miembros de la familia viven en los recuerdos del pasado cuando el adicto estaba usando y creando caos. La familia sobria está esperando el "desliz" o comportamiento de recaída que desencadena una ansiedad increíble en el sistema familiar. Esta ansiedad se pasa al miembro de la familia que se recupera y que es más probable que recaiga debido al escrutinio y el miedo integrados en el sistema familiar.

Aquí es donde entran en juego la terapia familiar y Al-Anon. La ansiedad de una recaída potencial tiene que ponerse sobre la mesa y enfrentarse como un problema real en lugar de un miedo tácito que se está volteando. El concepto de límites e impotencia por parte de todos los miembros de la familia tiene que ser introducido y discutido si hay un progreso real.

Las personas que me enseñaron intervenciones terapéuticas hablaron mucho acerca de la aparición de problemas tóxicos y de reconocer al elefante en la habitación. Es mucho más fácil ignorar o eludir lo que a todos les preocupa, pero nadie verbalizará. Las familias en general son muy buenas en esta farsa. No hablar mantiene los mecanismos homeostáticos que mantienen a la familia tan loca y disfuncional como siempre.

El cambio individual es esencial. ¿Quién está dispuesto a dar el primer paso y mantenerse en el camino hacia la curación?