Lo que está mal con el pensamiento dicotómico

Una vieja broma dice que hay dos tipos de personas en este mundo, los que creen que hay dos tipos de personas y las que no. Este comentario es divertido porque es paradójico. Hace su punto al derrotar el mismo punto al mismo tiempo. Debido a esta burla del cerebro humano, que quiere consistencia y patrones simples, puede llevarnos a pensar más profundamente, pensar más allá de la dicotomía.

Muchas formas de psicoterapia, en particular enfoques cognitivo-conductuales, intentan ayudar a las personas a despegarse del pensamiento dicotómico o en blanco y negro. Tal cambio les permite resolver sus problemas de forma más creativa y efectiva, ya que se los libera de la prisión de elección limitada.

Sin embargo, en los Estados Unidos, los sistemas educativos y políticos apoyan y promueven la dicotomía en áreas que son mucho más complejas. Este pensamiento cultural también se puede curar rompiendo estas dicotomías, agregando complejidad y complicando las cosas.

Diré esto de nuevo, ya que es anatema para muchos. El análisis crítico requiere complejidad, la capacidad de pensar más allá de las dicotomías simplistas. Debemos complicar las cosas.

El género ha sido una de estas áreas y ha sido desafiado durante muchos años por académicas feministas de diversas disciplinas. Ya en la década de 1970, la androginia [1] se introdujo como una forma de eliminar las chaquetas rectas de la masculinidad o la feminidad. Una versión en español, conocida como el Inventario Latino de Roles Sexuales [2], también se ha utilizado ampliamente. Eso fue solo el comienzo y continúa hoy en el trabajo de muchos académicos y en la acción social de muchas activistas feministas y LGBT. El género no es una dualidad simple.

Lo mismo ocurre con la raza, o como muchos de nosotros preferimos llamarlo, racialización. Esto es porque no hay una raza biológica. En los Estados Unidos, fue inventado por esclavistas, que querían justificar sus fechorías y todavía sienten que eran buenos cristianos, a pesar de que estaban esclavizando a toda una población. De repente hubo raza, blanco y negro, aunque cualquier persona con dos ojos puede ver que estos colores en la piel humana no son negros ni blancos. Se libró una guerra por la racialización, pero no erradicó la colonización de la mente de muchos ciudadanos. Biológicamente, no hay raza; estas son dicotomías inventadas. Las discusiones que citan a mexicanos o latinos como una tercera raza tienen sus raíces en esta inconsciente predilección estadounidense por la raza. Mexicano o latino no es una raza más que lo son el blanco y negro.

La discusión está comenzando. Debe continuar. El pensamiento blanco y negro es dañino y obsoleto. Todos debemos liberarnos de estas dicotomías que ahora nos atrapan y nos dividen. Lo que puedes hacer es pensarlo. Piensa críticamente. Y debemos ser lo suficientemente valientes como para tener una discusión pública, sabiendo de antemano cuán doloroso podría ser, pero cuánto multiplicaría la posibilidad para cada individuo sin importar su designación racial.

[1] Bem, SL, La medición de la androginia psicológica. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 42, 155-162. 1974.

[2] Kaschak, E., y Sharratt, S. Roles sexuales y androginia en América Latina: una perspectiva psicológica. Reportorio Americano, primavera, l979.