¿Qué tan ágil eres?

La vida no es lineal: esto es lo que debes hacer cuando el cambio es tu única constante.

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Durante décadas, nos han dicho que la fuerza de voluntad y la fortaleza mental son la salsa secreta para enfrentar los desafíos de la vida. Eso a menos que te comas uñas para el desayuno y nunca dejes que nadie te vea sudar, no lo cortarás. Que mantener un labio superior rígido te hace un JEFE.

La fuerza mental solo nos puede llevar tan lejos. La ciencia de hoy en día revela abrumadoramente que no es fuerza bruta o pura fuerza de voluntad, sino la capacidad de maniobrar a través del caos que nos ayuda a mantenernos fuertes en nuestro mundo rápidamente cambiante. Ágil es el nuevo fuerte.

En lugar de caer en las creencias de la vieja escuela sobre lo que significa ser “fuerte”, refuerce su agilidad, dado que la única constante de hoy es el cambio:

1. Obtenga su pivote encendido. No es ser la persona más inteligente o más dura en la sala, sino la capacidad de ajustar tus movimientos y seguir el ritmo. El cambio puede llevarnos a niveles incómodos, pero también nos ayuda a aprender a ser más flexibles cuando surgen nuevos desafíos.

2. Se un escepticista. El dolor asociado con el cambio no debe minimizarse. Hablar feliz o negar las emociones difíciles durante momentos caóticos no nos sirve de nada. Esto es algo que la psicóloga de Harvard Susan David enfatiza en su trabajo, advirtiendo contra la “tiranía de la positividad”. La negatividad rígida tampoco nos lleva lejos. Una mezcla de escepticismo y optimismo puede ayudarnos a reconocer los desafíos pero a la vez enfocarse en buscar colores plateados.

3. Busca las lecciones. Cuando estamos en una misión constante para crecer y hacer nuevos descubrimientos, vemos lecciones dentro del caos. Al reconocer que el aprendizaje es todo y que todo es aprendizaje , mantenemos la curiosidad y somos más propensos a utilizar las experiencias y el conocimiento como herramientas valiosas para navegar el cambio y la complejidad.

4. No minimices la macro. Vete a ti mismo en contexto. No azucare el caos a su alrededor ni trate de pasar por alto la injusticia y las disparidades en todo el mundo. Cuando ignoramos las condiciones de poder que nos obligan a ser ágiles, reforzamos mareas históricas de marginación y discriminación que interrumpen el progreso humano.

5. Póngase cómodo con la incomodidad. Las personas ágiles han aprendido a abrazar el desorden. No ocultan las emociones oscuras, pero eso no significa que tengan que transmitir cada rumia o usar sus emociones en la manga 24-7. La neurocientífica de la Universidad Northeastern Lisa Feldman Barrett demuestra esto a través de su extensa investigación sobre las emociones y el cerebro, explicando que las emociones son patrones sobre los que tenemos control. Las personas ágiles saben que cuanto antes nombren sus experiencias, más pronto podrán pivotar hacia alguna forma de recuperación, curación, resolución de problemas y cómo obtener ayuda. También saben que lo que parece ser “fracaso” en el momento a menudo se convierte en un eventual catalizador del éxito.

6. Sé un meta pensador Las personas ágiles se toman el tiempo de reflexionar cuidadosamente sobre sus pensamientos, emociones y comportamientos para evitar decisiones apresuradas y conclusiones amplias. Esté dispuesto y revise y vuelva al tablero de diseño para mejorar sus respuestas al cambio y realinear sus expectativas con las realidades que enfrenta. Esté atento a los recursos: los que tiene dentro de usted y los que lo rodean que pueden ayudarlo a permanecer atado, pero no rígidamente trabado en su lugar.

¿Cómo harás ágil a tu nuevo fuerte?

Referencias

Kahneman, D. y Tversky, A. (2011). Pensando rápido y lento. Nueva York: Farner, Straus y Giroux.

David, S. (2016). Agilidad emocional: Despreocúpese, abrace el cambio y prospere en el trabajo y la vida. Nueva York: Avery