Un poema para aquellos que anhelan ser amados

Recuérdame cuánto odio esta parte,
esta registrando para ver si soy amado.

Cuéntame sobre el tiempo perdido,
acerca de cómo vive
a través de siglos
se han perdido
debido a tardes oscuras
convirtiéndose en tardes largas y oscuras
el corazón furtivo devorando
como si estuvieras comiendo pastel
directamente desde la caja.

Pon un codo en mis costillas,
siseo en mi oído,
Conducir tacones clavados en mi pie
clava un palo en mi espina dorsal
(El dolor es mejor)
Simplemente no me dejes sentar, inútil,
evitando el contacto visual con el reloj burlón.

Alejarme del buzón

la pantalla

la ventana

el telefono.

Me da imágenes de mí mismo
más malo que un espejo feo.
Y menos indulgente.

Recuerdame:
la vida continua
si espero
o corre a la clase
Esa clase es
lo que se supone
que hacer.
Y lo que yo
se supone
tener.

Recuérdame que una mujer
llorando porque no ha llegado la llamada
es a quien dejé en casa
dejar atrás.

Grítame que los hombres desprecian
mujeres que esperan,
persiguiendo el que vuela
a clase, a su propio trabajo, lejos.

Recuérdame: los ojos de un gato siguen el
objeto en movimiento y
ignorar el regazo que ofrece tranquilidad
utilizándolo en cambio como una plataforma desde la cual
para saltar.

Dime.

De nuevo.