Deconstruyendo la siempre creciente Biblia de la psiquiatría

Estudios recientes han puesto en tela de juicio la quinta y última versión de la creación de nuevas entidades y categorías de diagnóstico científicamente no respaldadas por el Manual Diagnóstico y Estadístico de la psiquiatría, que sobrepatologizan a poblaciones vulnerables como los niños pequeños y los ancianos. En una publicación de blog anterior (http://www.psychologytoday.com/blog/feeling-relating existing / 201202 / pathologizing-grief), critiqué el DSM-5 por patologizar el dolor clasificando el duelo que se extiende más allá de un período muy corto como una enfermedad depresiva mayor. En este post, busco exponer y desafiar las presuposiciones filosóficas que suscriben toda la empresa de DSM . Estas presuposiciones descienden directamente del dualismo metafísico de Rene Descartes.

La metafísica de Descartes dividió el mundo finito en dos sustancias básicas distintas: res cogitans y res extensa , sustancias pensantes (mentes) sin extensión en el espacio y sustancias extendidas (cuerpos y otras cosas materiales) que no piensan. Este dualismo concretó la idea de una separación completa entre la mente y el mundo, entre el sujeto y el objeto. La visión de Descartes se puede caracterizar como una descontextualización de la mente y el mundo. La mente está aislada del mundo en el que habita, así como el mundo está purgado de todo significado humano. En esta visión, la mente se representa como una entidad objetiva que toma su lugar entre otros objetos, una "cosa pensante" que, precisamente porque es una cosa, se descontextualiza ontológicamente, fundamentalmente separada de su mundo.

El DSM es un manual pseudocientífico para diagnosticar mentes aisladas cartesianas enfermas. Como tal, pasa por alto por completo la sensibilidad exquisita del contexto y la dependencia radical del contexto de la vida emocional humana y de todas las formas de perturbación emocional. Contra Descartes y su legado, el DSM , estoy afirmando que todos los disturbios emocionales se constituyen en un contexto de interrelación humana. Uno de estos contextos traumáticos se caracteriza por la invalidación incesante de la experiencia emocional, junto con una objetivación del niño como intrínsecamente defectuoso. ¡No es de extrañar que recibir un diagnóstico de DSM a menudo sea retraumatizante!

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