¿Qué es el sesgo narrativo?

En general, los humanos no somos buenos para razonar objetivamente acerca de la incertidumbre a medida que avanzamos en nuestra vida cotidiana. Tenemos un deseo universal de encontrar significados y patrones en todas partes. Los seres humanos están evolutivamente programados para tratar de buscar patrones porque así es como navegamos por el mundo que nos rodea y, en un pequeño grado, lo controlamos.

Los eventos aleatorios no pueden explicar por qué suceden las cosas. El impulso de explicaciones es automático. Cuando ocurre un evento imprevisto, de inmediato presentamos historias explicativas que son simples y coherentes. Nuestra mente intuitiva es el órgano sensorial, que ve el mundo como simple predecible y coherente. Esta coherencia nos hace sentir bien.

Esta tendencia de búsqueda de patrones se conoce como tendencia narrativa. Es importante que reconozcamos este sesgo mental incorporado. Porque los eventos no vienen etiquetados al azar. En cambio, esto debe ser inferido.

Considera la llamada falacia del apostador. Por ejemplo, si una moneda sale cara cinco veces seguidas, la gente tendrá la poderosa sensación de que el próximo lanzamiento es más probable que salga por las colas que por las cabezas. Sin embargo, cualquier lanzamiento individual tiene la misma probabilidad de aparecer cara o cruz. El pensamiento estadístico sugiere que la moneda no tiene memoria. Es decir, la moneda no "sabe" cuáles fueron los resultados anteriores. Una inundación este año no dice nada sobre si una inundación ocurrirá el próximo año. Pero la mente intuitiva siente que una inundación este año significa una inundación el próximo año es menos probable. Nuestra intuición no capta la naturaleza de la aleatoriedad.

Los psicólogos usan el término atribuciones (o causas) para las explicaciones de las personas sobre los eventos en sus vidas. La teoría de la atribución trata sobre cómo las personas responden preguntas que comienzan con "¿por qué?" Por ejemplo, las personas pueden hacer atribuciones sobre por qué sus amantes los abandonaron, o por qué tienen un problema en la escuela o el trabajo. En muchos casos, los vínculos causales son más frecuentes en nuestras mentes que en la realidad. Es decir, fabricamos nuestra propia realidad. Las atribuciones que las personas hacen de un evento influyen en sus reacciones ante él. Un alcohólico puede estar feliz de decirse a sí mismo que "simplemente no puede evitarlo" para tener una excusa para persistir.

Las personas hacen atribuciones que están sesgadas en una dirección egoísta. En general, tomamos el crédito cuando creemos que funcionamos bien que cuando pensamos que teníamos un rendimiento pobre. Sin embargo, no siempre es obvio si nuestro éxito en una tarea se debió a algo que hicimos o al azar. Como dice el refrán, "incluso un reloj roto es correcto dos veces al día". El mundo es complejo y la apariencia nos engaña. Mucho de lo que nos sucede (por ejemplo, el éxito en nuestra carrera, nuestras elecciones de vida) es tanto el resultado de factores aleatorios como el resultado de la preparación y el trabajo duro.

Superar este error puede ser liberador. Por ejemplo, a los estudiantes universitarios de primer año a los que se les dice que la mayoría de los estudiantes de primer año rinden mal, pero que sus calificaciones mejoran posteriormente, de hecho lo hacen un poco mejor en años posteriores que aquellos a quienes no se les da esta información. Es más probable que estos últimos atribuyan su bajo rendimiento a su capacidad (rasgo) que al entorno universitario desconocido y que distrae (ignorando los factores situacionales). No creyendo que pueden hacerlo mejor, están menos motivados.

Hay un lado positivo para contar historias. La narrativa puede ser terapéutica. Nos ayuda a ver los eventos pasados ​​como más predecibles, más esperados y menos aleatorios de lo que realmente fueron. Por ejemplo, las rupturas son menos dolorosas si puedes devaluar o vilipendiar al ex, y si quieres molestarte, entonces la persona que dudaste hace aproximadamente tres semanas puede convertirse rápidamente en la que se escapó. El psicólogo James Pennebaker usa la escritura como herramienta para la curación. Los pacientes que pasan quince minutos cada día escribiendo un relato de sus problemas diarios se sienten de hecho mejor acerca de lo que les ha sucedido. Las cosas parecen como si tuvieran que suceder. Una parte importante de la terapia es ayudar a los pacientes con problemas en el pasado a replantear sus recuerdos en perspectivas más beneficiosas. Las personas que viven interminablemente en sus molestos problemas solo pueden empeorar las cosas.