4 maneras en que tu niño interior te prepara para la edad adulta

Una nueva investigación identifica cómo las lecciones de la infancia se quedan con nosotros durante toda la vida.

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“Un adulto es un niño con capas”, dijo una vez el actor Woody Harrelson. Si bien es probable que no tuviera una investigación psicológica en mente cuando hizo esta afirmación, su observación ha sido respaldada por la ciencia, más específicamente, a través del concepto del niño interior.

Es cierto que el constructo del niño interior ha sido recibido con burla y tiene asociaciones con la ciencia marginal. A pesar de eso, ha sido el foco de un estudio riguroso, con evidencia que respalda no solo su existencia, sino también su influencia a lo largo de la vida. Hay varias perspectivas sobre lo que realmente es el niño interior. Algunos lo ven como uno mismo “verdadero” o “auténtico”, que a menudo se le niega la expresión debido a las experiencias negativas de la vida en la infancia. Otros sostienen que habla de la parte libre y creativa de uno mismo, esencialmente maravilla infantil. De particular importancia para los psicoterapeutas, el niño interior ha adquirido conocimientos, fortalezas y habilidades en las que se confía en la edad adulta.

¿Nuestro niño interior nos prepara para la edad adulta? Esta pregunta fue el foco de un nuevo estudio dirigido por Margareta Sjöblom de la Universidad de Tecnología de Luleå en Suecia. Específicamente, ella y sus colaboradores querían obtener una mejor comprensión del niño interior en relación con la salud y el bienestar en la edad adulta, ya que el mundo de hoy está lleno de estrés y cambios que pueden comprometer estas áreas. Al tener una idea más clara de cómo el niño interior influye en el funcionamiento del adulto en estos aspectos, argumentan, pueden informar las intervenciones psicológicas y las políticas para promover un manejo eficaz.

Para ese fin, Sjöblom y su equipo reclutaron a 20 adultos (10 hombres y 10 mujeres), entre las edades de 22 y 68 años, para su estudio. Los investigadores emplearon entrevistas abiertas que capturaron “experiencias humanas esenciales”. El protocolo comenzó con una investigación: describa los eventos significativos de su infancia que haya llevado consigo durante toda su vida. Las preguntas de seguimiento incluyeron: “¿Hay algo en lo que ha narrado que haya afectado su salud y cómo se siente hoy?” Y “¿Hay algo en lo que ha narrado que ha enviado a sus hijos?” El equipo analizó Las entrevistas para contenido temático.

¿Qué encontraron los investigadores? Un análisis aclaró el concepto de niño interior, captado a través del tema general de obtener lecciones de vida útiles a través de experiencias infantiles. Este tema único consistió en cuatro subtemas:

1. Compartir relaciones: los participantes describieron sus relaciones con sus padres, familiares y amigos. Sintieron que las experiencias de apertura entre sus pares y entre generaciones promovían una sensación de seguridad y protección. Los participantes también declararon que fue a través de tener relaciones confiables en un hogar amoroso que aprendieron a creer en sí mismos. Además, los participantes experimentaron la importancia de tener relaciones cercanas con hermanos y amigos, que continuaron durante toda su vida. De manera similar, informaron una serie de acciones amorosas por parte de quienes están cerca de ellos, incluyendo sacrificios, apoyo y pasar tiempo juntos. Un entrevistado dijo: “Admiro a mi madre, que envió a su único hijo al extranjero porque quería una vida mejor para mí”.

Los participantes también tuvieron experiencias negativas en las relaciones. Algunos reportaron sentirse abandonados, ignorados y acosados ​​en la escuela. También se sentían abandonados, solos y no reconocidos cuando los padres estaban divorciados, preocupados por el trabajo o, en general, discordantes entre sí.

2. Jugar para sanar: los participantes informaron que los diferentes tipos de juego fomentaban la salud mental positiva y las lecciones de vida. Describieron los deportes como algo divertido, una forma de establecer relaciones cercanas y ofrecer lecciones sobre cómo resolver conflictos, tomar decisiones y establecer prioridades. Los participantes también describieron la lectura y la narración como lecciones de vida útiles, tanto para desarrollar el pensamiento y la imaginación, como el tiempo que los padres y el niño pasaron juntos durante esta actividad. Este esfuerzo particular sienta las bases para el temor y la curiosidad a medida que envejecen. Los participantes sintieron que usar su imaginación y jugar al aire libre en sintonía con la naturaleza y los animales también fomentaba la salud mental positiva.

3. Fuerza y ​​fragilidad: las experiencias de los participantes con fuerza y ​​fragilidad se traducen en lecciones de vida en la edad adulta. Los participantes informaron sentirse fuertes, saludables y capaces de establecer límites. En contraste, las experiencias traumáticas permanecieron con los participantes a lo largo de sus vidas y los impactaron como adultos. Las experiencias como quedarse en un hospital de niño o ser descuidadas por sus padres podrían provocar ansiedad de separación como adultos en situaciones como mudarse de casa o separarse. Los participantes compartieron otras experiencias negativas que lograron convertir en algo positivo, como la forma en que la enfermedad o la falta de reconocimiento aumentaron su empatía, extroversión y comprensión de los demás y de ellos mismos.

4. Apoyando a la próxima generación: los participantes describieron cómo las experiencias positivas y negativas de su infancia se habían convertido en lecciones de vida útiles, y podían ser asignadas a su propio papel como padres, cuidando a otros niños o en su trabajo con ellos. En el lado positivo, priorizaron el tiempo con su familia y enseñaron a sus hijos que las personas son diferentes y la importancia del compromiso. Sin embargo, también sentían que la curiosidad o seguir sus propios caminos era vital, y estaban transmitiendo estos valores a sus hijos.

Los participantes también derivaron lecciones de vida de experiencias negativas en la infancia. Los participantes con padres divorciados subrayaron la importancia de pasar tiempo con sus hijos, especialmente los padres. Además, no ser reconocido como un niño y no recibir la atención que anhelaban desesperadamente en última instancia, también se convirtió en lecciones de vida. Además, los participantes querían apoyar a la próxima generación teniendo en cuenta especialmente las “cosas que querían, pero que no tenían” cuando eran niños. Como un participante reflexionó: “Fueron las cosas que mis padres no hicieron lo que creo que es lo que quiero hacer por mis hijos. Quiero que mis hijos tengan buenos valores y respeten a los demás tanto como a ellos mismos “.