Competencia social y enojo

La vida está llena de personas y situaciones frustrantes. Conducir en un automóvil puede ser cortado por un conductor en un teléfono celular. Un colega en el trabajo puede dejar de completar una tarea importante que hace más difícil para usted hacer su trabajo. Un amigo puede dejarte fuera de un evento social, lo que te hace sentir excluido.

Sus relaciones a largo plazo se ven afectadas por la forma en que lidia con estas frustraciones. Es posible que nunca vuelva a ver el controlador incorrecto, pero sus hábitos de manejo después de ser cortado pueden afectar a los conductores que lo rodean. Enojarse con un amigo o colega puede causar tensión en esa relación. Hablar con personas que te han defraudado o herido tus sentimientos puede ayudar a reparar el daño causado por sus acciones.

Un interesante artículo en la edición de octubre de 2013 del Boletín de Personalidad y Psicología Social de Michael Robinson, Adam Fetterman, Kay Hopkins y Sukumarakurup Krishnakumar examinó el papel de la competencia social en el tratamiento de este tipo de frustraciones cotidianas.

La idea detrás de la competencia social es que hay muchas formas de reaccionar a las situaciones, y algunas de ellas son más constructivas que otras. Las personas que son mejores para identificar las formas más constructivas de enfrentar las situaciones también pueden hacer un mejor trabajo al lidiar con las frustraciones de la vida.

Como una medida de la competencia social, los autores identificaron muchos escenarios relacionados con el trabajo que eran dilemas, pero que obviamente no eran frustrantes. Por ejemplo, un ejecutivo en el trabajo puede descubrir que uno de sus empleados está luchando con un problema de alcohol. A las personas se les presentan cuatro acciones posibles (como perdonar al empleado, preguntar sobre problemas personales e ignorar la situación) y se les pide que califiquen la efectividad de estas respuestas. Sus calificaciones se comparan con las calificaciones de los expertos. El trabajo previo sugirió que esta medida era un buen predictor de comportamiento en un ambiente de trabajo.

En un estudio, los investigadores compararon las puntuaciones de las personas en esta prueba de competencia social con su puntaje en una escala que mide la frecuencia con la que reaccionan agresivamente cuando se enojan. Mientras más altos sean los puntajes en la prueba de competencia social, menor era la tendencia de las personas a reaccionar agresivamente cuando estaban enojadas. Esta relación se mantuvo, incluso después de considerar otros rasgos centrales de la personalidad como la amabilidad (que mide la cantidad de personas que quieren llevarse bien con los demás) y la estabilidad emocional.

En otro estudio, un grupo de personas que habían tomado la prueba de competencia social completaron un diario diario durante 14 días. En este diario, notaron cualquier evento frustrante que sucedió durante el día y luego calificaron si se involucraban en comportamientos agresivos como insultar a alguien, criticarlos o discutir. También notaron cualquier lapsus mental como olvidar una cita o tener dificultades para tomar una decisión. El trabajo previo muestra que cuando las personas se sienten frustradas, experimentan más problemas cognitivos durante el día.

En general, las personas con puntajes bajos en la prueba de competencia social fueron más agresivas y tuvieron más lapsos mentales que aquellos con puntajes altos en la prueba de competencia social. Este efecto fue particularmente fuerte en los días en los que había muchas frustraciones en las que las personas tenían conflictos interpersonales o no obtenían las cosas que querían.

Al unir todo esto, hay un valor real para aprender a tratar de manera efectiva con otras personas. La competencia social implica estar dispuesto a hablar con otras personas, a resolver diferencias a través del debate y a conocer lo que otras personas piensan y sienten. Cuando estás dispuesto a participar en estos comportamientos (en lugar de ignorar los problemas o perdonar a las personas sin realmente resolver el problema), es probable que estés menos enojado. Los niveles más bajos de ira significan que será menos probable que arremeter contra otras personas y también menos probabilidades de experimentar los lapsos mentales que acompañan al estrés y la frustración.

La parte más esperanzadora de estos resultados es que la competencia social se puede aprender. Es una habilidad. Si considera que tiende a manejar mal las frustraciones de la vida, puede trabajar con otras personas para encontrar formas de resolver desacuerdos y relacionarse con otras personas. El hecho de que reaccione agresivamente ahora no significa que esté condenado a una vida de ira y conflicto.

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