Love Potion No. 9 – The Dark Side

La oxitocina es la poción de amor original.

Oxy (es la "hormona del amor", así que le daré un apodo amistoso) tiene su camino con nosotros trabajando en lo profundo, debajo de la conciencia, debajo de la intuición. Cuando oxy nos habla, simplemente "sabemos" que es verdad. Liberado en el cerebro, esta hormona del amor genera confianza y empatía y promueve el vínculo a lo largo de nuestras vidas. Alienta la intimidad. Aumenta el altruismo. Oxy nos hace actuar generosamente con extraños, y románticamente hacia los amantes.

La oxitocina se libera durante el parto. Primero se identificó por su asociación con la lactancia, y el vínculo profundo y adorable de la reciprocidad entre una madre y su bebé lactante. El descubrimiento de la hormona del amor hizo que la magia de la unión madre-hijo fuera un poco menos misteriosa, pero aún así, no menos maravillosa. No solo para las mamás y los bebés pequeños, oxy también juega un papel en el sexo, la amistad y los vínculos sociales de muchos tipos. La oxitocina es la poción de amor orgánica que hacemos nosotros mismos.

Cuanto más aprendemos sobre la hormona del amor, mejor se ve. Promueve la monogamia. Nos hace sentir seguros. Nos trae satisfacción en nuestras relaciones. Está todo bien.

¿O es eso? Siglos de poesía nos advirtieron sobre algo que la investigación biológica confirmó recientemente: el amor también tiene un lado oscuro.

Cuando los sujetos inhalaban oxitocina antes de jugar un juego competitivo, se volvían más envidiosos cuando ganaba su oponente y se regodeaban más cuando estaban adelante. El amor y los celos son los gemelos conjuntos de oxy.

La hormona también juega un papel en los asuntos internacionales, sugiere un reciente estudio holandés. Incluso cuando influye en las personas para que se sacrifiquen en nombre de su propio grupo, también los alienta a ser agresivos contra un grupo externo amenazante. La oxitocina es la razón por la cual los conflictos entre los grupos aumentan cuando el otro grupo es percibido como amenazante. Cuando la amenaza se reduce, por ejemplo, por barreras físicas entre los territorios de los grupos, la escalada de conflictos es menos probable.

La biología no es esencialmente política, y no toma partido. Pero sí ayuda a señalar un camino. La hormona del amor nos da otra buena razón para estar de acuerdo con Robert Frost: buenas vallas hacen buenos vecinos.