Cuando la confianza se siente imposible, prueba la esperanza

Rainbow Valley, by Caitlin from Hertfordshire, CC BY 2.0
Fuente: Rainbow Valley, por Caitlin de Hertfordshire, CC BY 2.0

¿Confiar o no confiar? A veces esto se siente como una opción: consultar la evidencia, consultar su instinto y decidir qué camino tomar. Pero a veces simplemente nos encontramos confiando, o desconfiando, y no podemos cambiar esto incluso si lo intentamos.

Retener la confianza puede ser una forma importante de autodefensa. Cuando confiamos, nos hacemos vulnerables, y aunque eso puede traer grandes recompensas en la relación correcta, puede ser desastroso cuando nuestra confianza se pierde.

Sin embargo, la desconfianza puede ser desalentadora, especialmente cuando se trata de alguien en quien deberíamos poder confiar: un amigo, un miembro de la familia, un colega o incluso un líder elegido. No se siente bien desconfiar, y la mayoría de nosotros sabemos por experiencia que tampoco se siente bien ser desconfiado, incluso cuando sabemos que nos lo merecemos.

Cuando la confianza se siente imposible, pero no queremos rendirnos por completo, entonces la esperanza puede ser el último recurso. No siempre podemos llevarnos hasta la esperanza, una situación literalmente desesperada, pero a menudo podemos esperar contra viento y marea, en situaciones en las que la confianza parece demasiado arriesgada.

¿Cuál es la diferencia entre confianza y esperanza? A diferencia de la confianza, la esperanza puede coexistir con la verificación, con un seguro, con planes de respaldo. Espero que mis hijos recuerden cepillarse los dientes antes de acostarse; después de todo, no se oponen implacablemente a la higiene dental. Pero verificaré, porque no son lo suficientemente confiables como para que yo simplemente confíe en ellos; Espero que lleguemos allí cuando sean un poco mayores. Por el contrario, tengo la suerte de poder confiar en que mis padres recuerden los cumpleaños de sus nietos; esto no es solo una esperanza, y no es necesario que se lo recuerde cuando llegue esa época del año.

La esperanza es menos arriesgada que la confianza. Las esperanzas frustradas pueden ser amargamente decepcionantes, pero no representan la traición que sentimos cuando la confianza falla. Este riesgo reducido es parte de lo que hace que esperar sea más fácil que confiar.

La confianza y la esperanza también pueden diferir en sus efectos sobre quienes las reciben. Aunque a menudo es gratificante ser confiable, la confianza también se puede sentir como una carga (ver 'Cuando ser confiable se siente aterrador'): saber que los demás dependen de nosotros realmente puede acumularse en la presión. Pero cuando las probabilidades están en contra de nosotros, saber que alguien espera que tengamos éxito puede alentarnos sin presionar.

Si retener la confianza es una forma de autodefensa, ¿puede ser aconsejable negar incluso nuestras esperanzas, en los momentos más sombríos? En situaciones de abuso, la esperanza de que el abusador cambie sus costumbres puede ser peligroso, si eso significa permanecer en una mala relación más de lo necesario. Donde la esperanza está mal fundada, puede evitar que tomemos el tipo de acción que a veces necesitamos para protegernos a nosotros mismos, y para proteger a otros que dependen de nosotros.

Si estás en un lugar tan oscuro, o tienes un amigo que está allí, entonces quedarte quieto y esperar que el cambio suceda puede empeorar las cosas. Pero esto no significa que la situación sea inútil. En cambio, la esperanza necesita ser dirigida a otra parte, hacia un cambio y encontrar el camino de regreso a la luz. Finalmente, la esperanza puede llevarnos a un entorno más confiable.

Descubra más: científicos y filósofos están trabajando juntos en el proyecto 'Hope and Optimism' en la Universidad de Notre Dame y en la Universidad de Cornell. Para obtener más información sobre sus hallazgos, visite su sitio web.